Desde la ventana del segundo piso se puede ver al vacío. El vértigo puede paralizar a los más nerviosos. Así se siente estar en una de las casas que siguen cayendo a la quebrada Carretas.
Estefanía Pabón lidera el colectivo Luchando por las Quebradas; ella denuncia la venta de 808 lotes justo frente a su casa, una de las más afectadas por la erosión. El lugar fue declarado en emergencia en octubre de 2021, cuando un centenar de viviendas quedó a punto de caer. “En la mayoría de casas ya no vive nadie por el peligro”, dice. Ella misma ha salido de su hogar para evitar accidentes. Sin embargo, desde la ventana de su inmueble, adonde entra solo para ocupar la cocina, ve cómo avanza maquinaria para la construcción de la tercera y cuarta etapas de un conjunto residencial, en el otro borde de la quebrada. Está indignada y preocupada porque cada vibración pone en riesgo el talud que sostiene ese pedazo de tierra. “Cuando vengan a vivir ahí más personas van a descargar (aguas residuales) directo en la quebrada y el problema va a ser peor”, añade.
Se trata de la urbanización Camino de los Eucaliptos, cuyo coordinador de obras, Fabián Íñiguez, reconoce que son 808 terrenos en venta, de los cuales 50 ya han traspasado a terceros. “Nosotros también hemos sido afectados por la quebrada”, asegura. Su área de protección desde el borde era de 10 metros, pero ha desaparecido y ha comprometido a 20 lotes. Íñiguez dice que analizan la situación de los terrenos involucrados y que no serán vendidos. Su plan incluye rehabilitar un brazo conocido como quebrada El Puente. Pero denuncia que la administración zonal La Delicia no ha respondido a su propuesta, presentada en 2018. A pesar de eso, han avanzado con la reforestación de la zona para “reforzar el talud”, afirma.
Señalamientos de las autoridades
La Administración Zonal dijo a este Diario que no tenía información al respecto, pues la mencionada solicitud fue presentada antes del inicio de su gestión.
Un informe de riesgos de la Secretaría de Seguridad de Quito, presentado en marzo de este año, señala que los riesgos del predio 145-C, nombre catastral de la zona donde se comercializan los lotes, tiene alta probabilidad de movimientos en masa. “Durante los períodos de lluvias intensas de corta duración, el caudal en la quebrada Carretas se incrementa considerablemente, erosionando progresivamente la base de los taludes y el lecho de la quebrada; este proceso debilita el talud, generando inestabilidad en la parte alta, provocando el retroceso del borde superior y la pérdida del terreno consecuente”, detalla el documento. Hay también riesgo alto de hundimientos; asimismo, por sismos.
La recomendación del informe es que la Zonal La Delicia y la Secretaría de Hábitat y Vivienda revisen si los promotores de la urbanización cuentan con medidas de prevención de riesgos. La administradora zonal de La Delicia, Laura Flores, dice que no se otorgaron permisos para construir en el borde, pues no es su competencia. Según dice, solo se dieron ocho permisos para construcciones de hasta 40 m², es decir obras solo para cerramientos. Se otorgaron permisos a 8 de las 50 personas que compraron terrenos.
Íñiguez asegura que “no se va a construir de la noche a la mañana”; cree que no tendrán problemas como los vecinos a los que se les caen las casas. “De aquí a que se cope la construcción serán unos 15 años”.
De su lado, Sixto Heras, director de Gestión Metropolitana de Riesgos, dice que la aprobación para la construcción de este conjunto se dio por resolución de Concejo Metropolitano, en 1992. “Más que dar marcha atrás (el Concejo) los urbanizadores deberían presentar un proyecto modificatorio”.
Perro Íñiguez afirma que no planean modificarlo por ahora. Primero harán estudios para verificar las condiciones de los lotes afectados al borde de la quebrada. Este proyecto inmobiliario pertenece a dos personas particulares y según Iñiguez, es el único que poseen.
La moradora Estefanía Pabón enfatiza en que los constructores propongan un plan de prevención y respeten el borde de la quebrada. Por otro lado, Íñiguez no define cuántos metros dejarán en el borde, “hay que hacer estudios”, insiste. En un recorrido realizado por este Diario, se pudo apreciar la existencia de vías adoquinadas para el tránsito interno, en las nuevas etapas del conjunto. Hay presencia de trabajadores y maquinaria, según los propios moradores. Los lotes cuestan desde USD 34 600.