Siete planteles educativos se utilizaron como albergues para paliar la demanda de alojamiento que se colapsó en la ciudad de Loja.
Esto ocurrió por la presencia masiva de fieles que llegaron con motivo de las fiestas en honor a la imagen de la Virgen de El Cisne.Los establecimientos son: Beatriz Cueva de Ayora, Adolfo Valarezo, José Ángel Palacios, Cuarto Centenario, 18 de Noviembre, Filomena Mora y Miguel Riofrío. En esos planteles las clases se iniciarán el próximo lunes.
Fueron unas 65 aulas que, desde el viernes pasado, acogieron a más de 1 700 visitantes, en su mayoría azuayos. Son devotos y una parte de grupos de priostes que organizó la fiesta de la ‘Churona’.
Los albergues fueron gestionados por las autoridades lojanas para facilitar la estadía de los peregrinos. Sin embargo, centenares de feligreses no encontraron otra alternativa que pernoctar en el parque Simón Bolívar.
Este es el caso de Pedro Chóez, quien el domingo pasado llegó con ocho familiares desde el sector de Totoracocha, ubicado al noreste de Cuenca. “Ese día no encontramos espacio en los albergues y decidimos quedarnos en el parque”.
Esta familia durmió sobre esteras, cubiertos con cobijas para protegerse del frío. En el parque hubo gente que se amaneció despierta, al igual que los vendedores.
En la Escuela Cuarto Centenario, los pupitres de las 18 aulas permanecen en los pasillos y hasta ayer, ocho aulas estuvieron copadas con huéspedes.
Luis Cajamarca y sus 15 familiares, proveniente de Baños, al sur de Cuenca, alquilaron un espacio en un pasillo de una vivienda. Pagaron USD 1 por cada adulto y 0,50 por niño. La otra opción era una un aula. No obstante, el valor era de USD 2 por persona.
Desde el sábado pasado hasta ayer se albergaron 180 personas en la Escuela Cuarto Centenario, en las aulas y en los pasillos.
Según Martha Valdivieso, quien fue la encargada del cobro a los peregrinos en ese albergue, la demanda de hospedaje de este año fue menor a la del año pasado cuando se alojaron 250 personas.
En otra escuela, la José Ángel Palacios, se alojó la familia Sinche, que llegó en dos camiones desde Sinincay (Cuenca). Llevaron una cocina, vajillas y productos para preparar sus alimentos.
Por el estacionamiento de cada vehículo pagaron USD 5 por día. Allí durmieron y se evitaron del pago en las aulas. Para los directivos de las escuelas, los ingresos provenientes del pago que realizaron los peregrinos les ayudan a adecentar el plantel.
En el caso de la Cuarto Centenario, Valdivieso pagó a seis personas para la limpieza de pupitres. Además, se encargaron de controlar las pertenencias de la escuela y dar seguridad a los visitantes.
En esa escuela se educan al menos 420 niños en la sección matutina y 230 en la vespertina. Ellos iniciarán clases el próximo lunes, al igual que los alumnos de los otros seis planteles educativos.
Los albergues permanecieron ocupados hasta ayer, cuando finalizó la fiesta central de la Virgen del Cisne. Hubo una misa y una procesión para cerrar la celebración.
El uso de las escuelas como albergues permitió al Municipio de Loja disminuir el caos en los parques y facilitar la limpieza de la urbe.
Para Cajamarca, los albergues facilitan su estadía porque disminuye los gastos en hoteles y restaurantes. En el albergue tienen la posibilidad de preparar sus alimentos.
Sin embargo, esta familia de 16 integrantes gastó USD 700 durante el viaje y su estadía de cuatro días en la capital lojana.
La capacidad hotelera resultó saturada en las fiestas. Son 2 610 plazas de alojamiento que permanecieron copadas hasta ayer.