Fuertes vientos, llovizna y una neblina densa, por instantes, son las características climáticas que predominan este mes en el cerro Huayrapungo (Puerta de los vientos), ubicado en el cantón Celica, en el sureste de Loja.
En ese lugar, el 24 de mayo de 1981 cayó la aeronave donde viajaba el expresidente Jaime Roldós junto con su esposa y su comitiva. El Huayrapungo está a 11 kilómetros del centro de Celica y tiene una altura aproximada de 3 500 metros sobre el nivel del mar.
Se accede por una vía que no está lastrada, pero está en buenas condiciones. A tres kilómetros, frente del Huayrapungo, viven 15 familias quienes habitan el barrio de El Coposo. Allí, Rosa Sanmartín, de 82 años, vive sola en una casa de tapia, teja y madera.
No puede olvidar ese 24 de mayo. Desde su ventana mira el cerro como lo hizo ese día y cuenta que “ese domingo estaba nublado y escuchó un estruendo”.
Según ella, sus vecinos se llenaron de miedo porque no sabían qué pasó. Pasadas las 15:30 decidieron ir al lugar y su recorrido no duró más de 20 minutos.
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Al llegar había fuego. Ella no recuerda haber visto cuerpos porque las llamas lo impedían. “El monte ardía y aún había pequeñas explosiones”.
Su esposo Julio Quezada, fallecido hace 20 años, pidió que se alejaran por seguridad. Una hora después empezó a llover.
Sanmartín regresó al siguiente día porque aún tenía curiosidad.
Con un panorama despejado observó un movimiento intenso. Al llegar se encontraron con los militares del Batallón Carchi de Celica custodiando la zona. En ese momento se enteró sobre la muerte del expresidente Jaime Roldós.
“Fue una noticia triste porque voté por él… Ahora desde mi ventana miro el Huayrapungo y pido a Dios que no suceda otra cosa igual”, comenta con cierta nostalgia esta lojana.
Frente a su casa está la escuela del barrio donde estudian 20 niños. El lunes pasado, Leopoldo Sanmartín, de 77 años, pintaba esa pared. Él fue uno de los primeros en visitar el sitio tras el accidente, pero “no pudimos ver nada porque había fuego y luego se llevaron todo del lugar del siniestro”.
En el barrio El Coposo todos comentan el hecho sin temor, no así en Sasanamá donde hay recelo por contar lo sucedido. Esta comunidad está a 500 metros de la entrada al Huayrapungo.
Allí, nadie quiere hablar sobre lo ocurrido hace 32 años o dicen no recordar. De aquí era uno de los testigos del siniestro, Rafael Mendoza. La casa de su familia está ubicada a la entrada del cerro.
Su hermana Rosario Mendoza dice no saber nada, ya que aquel día ella estaba en Celica. Rafael Mendoza falleció dos meses después del hecho. Un poco titubeante cuenta que su hermano se cayó y luego lo llevaron al hospital donde murió por el golpe. “No nos contó nada porque estaba muy nervioso por las indagaciones que le realizaron en esa época”.
En la cúspide del Huayrapungo se edificaron dos estructuras conmemorativas. En el 2006 se colocaron placas de bronce por los 25 años de este hecho, pero luego fueron robadas. Eran un recordatorio que allí murió el expresidente Jaime Roldós, su esposa Martha Bucaram y la comitiva presidencial.
En ese año también se colocaron pasamanos de madera en un sendero para llegar hasta la piedra donde supuestamente habría chocado la aeronave. Está a pocos metros de las estructuras.
Ahora nada de eso existe. Solo quedan las piedras pintadas con los colores desvanecidos de la bandera ecuatoriana. Esas rocas están incrustadas en un muro de tierra y forman la frase: “Este Ecuador amazónico, desde siempre y hasta siempre ¡Viva la Patria!”.
En Celica la noticia de la muerte de Roldós se conoció pasadas las 17:30 de ese 24 de mayo. Hubo varias versiones que al pasar del tiempo se convirtieron en leyendas. A Hernán Cuenca, de 74 años, le contaron que el avión estalló en el aire y que luego cayó. “Solo el Huayrapungo guarda el secreto de la muerte de Roldós”.
Según él, la muerte de un Presidente debe ser tomada con respeto, por eso critica que el lugar esté abandonado por las autoridades.
Rosa Granda recuerda que la noticia conmocionó a Celica y la recibieron de un poblador de Sasanamá. Ella no entiende porqué ese sitio está abandonado.
Hasta el 2008 el monumento en el cerro Huayrapungo estaba cuidado y se consideraba un atractivo. Ella dice que se pensaba en la construcción de un museo, vivero…, pero no se concretó.
Hasta ese mismo año se celebraron misas en honor de los fallecidos y se desarrollaban momentos cívicos con los alumnos del cantón lojano de Celica. Esos actos eran programados con un mes de anticipación por el ex alcalde, Jorge Jaramillo, quien conserva un informe regalado por Eliseo Gordón con las noticias del hecho.