No es un estado óptimo, pero la calidad del agua de los cuatro ríos que atraviesan por Cuenca está en buenas condiciones. Ese es el reporte que tiene el Programa de Vigilancia de la Calidad de Agua de los afluentes cuencanos.
La Unidad de Gestión Ambiental, de la Empresa Municipal Etapa, tiene un sistema de monitoreo del agua del Tomebamba, Yanuncay, Machángara y Tarqui. En 1984 se inició con 16 estaciones y en la actualidad son 80.
La materia orgánica por las descargas de aguas servidas directamente a los afluentes era el principal contaminante. Se determinó por la alta demanda bioquímica de oxígeno (DBO) de los afluentes y por la sobrepoblación de bacterias y microorganismos.
Otros contaminantes eran los camales clandestinos, industrias, ganadería y lavadoras de vehículos. Por ejemplo, en el Tomebamba las sustancias orgánicas e inorgánicas susceptibles de ser oxidadas superaban los 18 miligramos de oxígeno por litro (mgO2/l).
Según Pablo Martínez, subgerente de Gestión Ambiental, hoy no supera los nueve miligramos. La norma internacional para los ríos fija un nivel tolerante de 10.
Para el biólogo Hari González, los microorganismos roban el oxígeno que necesitan los ríos. Entonces, el cuerpo hídrico muere por anoxia (falta de oxígeno).
Entre 1994 y 1999, Etapa construyó dos fases del sistema de agua potable y alcantarillado. Abarcó 24 000 hectáreas de las zonas urbana y rural. Se incluyó la ampliación y reposición de tuberías de alcantarillado y 70 kilómetros de colectores marginales de cuatro ríos y dos quebradas.
También se edificó la planta de tratamiento de aguas residuales en el sector de Ucubamba. Martínez dice que con esas obras se redujo la contaminación.
Por ejemplo, en la estación ubicada entre el Tomebamba y el Machángara, en 1994 la DBO por materia orgánica era de 14 mgO2/l y hoy es de 4,5. “Cuando deja de operar un tramo de colector por mantenimiento se disparan los parámetros físico-químico”.
Para confirmar los efectos, los biólogos monitorean las comunidades de invertebrados (larvas, insectos, crustáceos…) que habitan en los ríos y que son un necesario equilibrio hídrico. Las heces se lavan con las lluvias y aporta carga orgánica al río y sube los niveles de oxígeno.
Los invertebrados viven debajo de las piedras y en las hojarascas. “Los anélidos (lombrices) son los únicos que soportan y sobreviven a la alta contaminación”, dice el biólogo José Arpi. La caída de hojarasca funciona como filtros, controla la contaminación y garantiza que varias especies vivan.
Gestión Ambiental también desarrolla proyectos de reforestación y acuerdos mutuos con pequeños ganaderos para conservar las riberas de los ríos cuencanos.
Por ejemplo, 15 dueños de terrenos de la cuenca del Yanuncay se unieron al programa Socio Bosque. Respetan los bosques, evitan la deforestación y contribuyen a la preservación de la diversidad biológica en sus zonas.
El Acuerdo Mutuo por el Agua involucra a ganaderos del Yanuncay, que tienen terrenos cerca de las riberas de los ríos. Ellos construyen cercas 10 metros antes de las orillas para preservar las riberas. Para Martínez, con eso controlan que las heces del ganado no lleguen al afluente. Como contraparte, Gestión Ambiental mejora el pasto de los ganaderos.
Lavadoras y camales
En el caso de las lavadoras de carros ubicadas a orillas del río Tomebamba, sector de Monay, los propietarios tienen plazo hasta el 18 de marzo para salir.
Los informes técnicos confirmaron que contaminan por el uso de aceites y detergentes. Los 16 propietarios fueron notificados el 17 de este mes.
El monitoreo también ayudaron a clausurar camales clandestinos en Can Can y Soldados.