Ocho cuadras de la avenida Daniel León Borja, uno de los principales ejes turísticos del centro de Riobamba, están cerradas al tráfico vehicular y peatonal.
En esa arteria comercial de la ciudad, 60 personas trabajan en el proyecto de regeneración urbana. La obra empezó en agosto bajo la responsabilidad municipal.El plan consiste en reemplazar el asfalto por adoquín ornamental. También se mejorarán los espacios verdes del parterre central y se ensancharán las veredas para dar seguridad al peatón.
Además, se van a sustituir los postes de hormigón por unos metálicos, se eliminarán los cables telefónicos y de electricidad que cruzan por ese sector y se instalará iluminación artificial.
El costo del proyecto bordea los USD 1 126 000. Ramiro Orna, fiscalizador, dijo que el objetivo es convertir a ese lugar en un referente turístico. La iluminación ornamental, según él, atraerá a decenas de visitantes de Quito, Ambato, Guayaquil, Alemania, Estados Unidos y Bélgica.
La obra culminará a mediados de diciembre próximo.
El trabajo comenzó con el retiro del asfalto, el corte de las raíces de las palmeras que afectaban el pavimento y la demolición de las veredas. Esta semana se trabajará en el cambio de tuberías de agua potable y del alcantarillado.
Una vez que termine la restauración, la avenida tendrá dos carriles y veredas amplias. “El objetivo es evitar que los peatones se accidenten”, señaló Orna.
Las vías que forman parte de esta obra van desde la av. Ángel León hasta la Carlos Zambrano. En ese tramo hay más de 50 locales comerciales entre restaurantes, almacenes de electrodomésticos, ropa y cabinas telefónicas.
Los propietarios de esos negocios se sienten afectados. Uno de ellos es Miguel Cisneros, propietario de local de venta de pollos. Dice que sus ventas se redujeron en un 70%. “Es imposible caminar por esta calle. El polvo y los huecos afectan la salud y por eso no vienen los clientes”.
Ayer a las 11:00, Calderón caminó una cuadra para llegar a la calle Brasil. Sorteó algunas zanjas en la avenida León Borja.
Otro de los perjudicados es José Verdesoto. Él es dueño de un local de cabinas telefónicas. Le preocupa porque los ingresos apenas le alcanzan para pagar el arriendo.