En seis canoas, el Comité de Operaciones de Emergencia de Quinindé y el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) realizaron las labores de rescate en el río Blanco ayer.
Los familiares y amigos del niño que falleció tras caer a una alcantarilla en Quinindé, cantón de Esmeraldas, al norte de Ecuador, despiden al menor en su vivienda, ubicada en el barrio Los Almendros, en el sector Nuevo Quinindé, de esa jurisdicción. Ellos piden que se coloquen las rejillas en las alcantarillas de la zona urbana.
El concejal Rider Sánchez aseguró que la zona alta del Nuevo Quinindé no dispone de un sistema para evacuar la lluvia y que por ello las calles siempre se inundan. “El agua bajó hasta el barrio Los Almendros y arrasó con el niño”, señaló. El cuerpo del menor fue encontrado este 3 de febrero del 2015 en el río Chinca, que confluye con el río Blanco.
Pero para Dolores Villegas, funcionaria de la Unidad de Gestión de Riesgos del Municipio, el inconveniente no son únicamente las alcantarillas sin rejilla de Quinindé. El problema radica en que de las 576 poblaciones que tiene el cantón esmeraldeño, el 80% (460) está ubicado en zona de riesgo. “El sector en el que sucedió la tragedia es vulnerable”.
Para esa zona se tiene previsto un proyecto de alcantarillado pluvial. El financiamiento se busca a través de un préstamo con el Banco del Estado. En el momento se entregó una solicitud para los estudios.
Ella asegura que desde enero del 2015 se realizó un plan de contingencia para prevenir los efectos invernales. En la primera fase se determinaron los lugares en riesgo. Ahora se realizan capacitaciones sobre los efectos del invierno en el cantón. “Es importante que la gente conozca que si hay lluvia, como la de ese día de más de dos horas, no se debe estar en la calle por el riesgo a inundaciones”.
Según el edil el caso del niño no sería el único. En el 2014, una señora cayó a una alcantarilla y se fracturó una pierna. “No conozco cuántas alcantarillas no tienen rejillas, pero son muchas”.
Según el Municipio, 10 personas fallecieron tras caer a los ríos Quinindé y Blanco en el 2014. “Esta cifra es alta para un año. Sucede que la confluencia de los ríos hace que en época invernal crezcan y las personas que viven en las orillas sean afectadas”, aseguró Villegas.
Los familiares del niño piden a las autoridades que se prevenga más muertes de niños en el cantón. El sepelio del menor fue este 4 de febrero de 2015 en el cementerio público del cantón. Antes se dio una misa de cuerpo presente en la iglesia Sagrada Familia.