Las montañas que rodean a Calacalí van perdiendo su vegetación poco a poco debido a la minería que existe en esta zona. Las montañas son explotadas para la extracción de materiales pétreos utilizados para la construcción.
Las excavaciones empiezan en el sector de Caspigasi del Carmen, situado al sur de Pululahua, y continúan hasta el coliseo de la localidad, a pocos metros del parque central. Esto ha ocasionado que una nube de polvo cubra a la parroquia. Los moradores se sienten afectados y temen que en verano la situación empeore.
Los habitantes cuentan que los trabajos no se realizan durante el día, aprovechan la noche y la madrugada. En el silencio de la noche se escucha cómo las excavadoras perforan las montañas y la arena es transportada en las volquetas, su destino aún es incierto.
Para Edgar Quishpe, morador de la zona, esta situación es preocupante. Su local de comida se ha visto afectado porque se encuentra a escasos metros de la montaña. A partir de las 10:00 ya empieza a soplar el viento y este trae consigo una nube de polvo.
Las mesas de su local se cubren con un manto blanco. Con franela en mano debe estar atento para limpiar. Su local es el más visitado por los famosos cevichochos que prepara su esposa. Con el polvo debe tomar otras medidas para evitar que los alimentos se vean expuestos a la contaminación.
Luis Logaña, presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado GAD de Calacalí, dice que hace cuatro años se empezó con la excavación de las montañas. Ha realizado varias denuncias a las entidades municipales y al Ministerio de Ambiente, pero solo ha quedado en informes técnicos.
Son cerca de 8 000 habitantes de Calacalí que son afectados por esta actividad ilegal, en la parroquia existen establecimientos educativos, un centro del adulto mayor, locales comerciales.
A esta problemática también se suma que la flora y fauna de las montañas se ha visto estropeada. Desde el parque central se observa cómo las montañas van perdiendo sus áreas verdes.
Logaña explica que lo ideal sería ubicar a las personas que explotaron las montañas, pero ya no están o solo llegan en la madrugada. Como la mayoría eran ilegales, no hay registro de sus propietarios. Pero se ha identificado cuatro zonas donde se realiza estas actividades.
La Secretaría del Ambiente informó que, a través de la Dirección de Gestión de la Calidad Ambiental, realizó un levantamiento de todas las actividades mineras regularizados o no en el Distrito Metropolitano de Quito, donde se identifican 13 sitios en el sector de Calacalí, que han sido georreferenciados, sobre la existencia de presunta minería ilegal.
Quito cuenta con una nueva ordenanza metropolitana que obliga a las empresas a crear planes ambientales, da la posibilidad de exigir a quienes explotaron la tierra y no la sanaron, que reviertan la afección.
Calacalí es un punto de transición entre el clima frío y el bosque nublado del noroccidente de Pichincha. Este lugar posee una gran diversidad en flora, fauna y está rodeado de paisajes que deleitan a los turistas.
Carlota Saavedra vive 40 años en Calacalí, cuenta que los fines de semana, en este lugar se vive un ambiente de alegría gracias a los turistas. Su preocupación empezó porque a raíz de la minería ilegal que se ha tomado en este sector el turismo se vea interrumpido. “Con el clima, uno nunca sabe y con estas explotaciones de la montaña se pueden dar deslizamientos en las vías”, precisa la mujer.
Alicia Vallejo, directora de gestión de calidad ambiental, asegura que puede existir presencia de taludes inestables fácilmente erosionables. Las propiedades vecinas pueden ser afectadas, si el talud está en el lindero, que, al erosionarse por efecto del viento y el agua, puede poner en peligro las construcciones, cultivos o la propiedad en sí.
Desabastecimiento de agua
Para los habitantes de Calacalí su preocupación aumenta no solo por los actos de minería ilegal, también por el desabastecimiento de agua que existe en la zona. Los hogares, establecimientos educativos, restaurantes y lugares turísticos son afectados.
Lilian Mendoza, moradora del sector, cuenta que el agua llega por horas o, a veces, no llega. “Este problema no es de ahora, ya vamos cuatro años pidiendo una solución. Siento que mi parroquia ha sido olvidada por las autoridades”.
Esta problemática se debe a que Calacalí se abastece de dos fuentes de agua que provienen de las vertientes el Carnero, Boliche. Pero para llegar a esta localidad debe pasar todo un proceso y el caudal no abastece a esta localidad.
Irina Moncayo, subgerente de preinversiones de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps), explicó que el caudal es de 10 litros diarios por segundo y hay un déficit aproximado de 6,5 litros por segundo actualmente.
Desde la empresa se está analizando alternativas como la interconexión de tanques que permitan redistribuir caudales y que pueda llegar más agua para esta zona de la ciudad. Mientras tanto, se ha llegado un acuerdo con los moradores para que se puedan abastecer del líquido vital en el horario de 05:00 hasta 17:00. Pero no es suficiente.
En el Distrito Metropolitano de Quito existen 101 áreas mineras para áridos y pétreos, de las cuales 41 están vigentes, 24 en trámite, 18 abandonadas, 11 archivadas y 7 sometidas a cierre y abandono.
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