La construcción del puente sobre el estuario del río Chone (norte de Manabí) que unirá a Bahía de Caráquez con San Vicente no terminará este mes. Los trabajos se iniciaron en febrero del 2009 y está previsto que concluyan en noviembre de este año.
Un rediseño en la obra prolongó por siete meses el plazo de entrega. Además, ocasionó que el presupuesto aumente de USD 86 960 000 a USD 102 millones. El pilotaje (estructura que va enterrada en el lecho del río con sus columnas) terminó.
Las pilastras son visibles desde Bahía y San Vicente. Desde febrero pasado, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército (CEE) concentra el trabajo en el montaje de las 288 vigas de hierro y concreto. “Ya están ubicadas 97 vigas”, informó el jefe de la obra en Manabí, Pedro Mosquera.
Sin embargo, el ritmo de trabajo en el viaducto (1980 metros de longitud) se redujo, debido a la falta de fluidez económica. Mosquera señaló que no se pudo cumplir con varios compromisos de pagos con seis proveedores de servicios. Por esa razón, bajó el ritmo de trabajo durante 15 días.
Ante esta situación, hubo respuesta del Gobierno y los recursos empezaron a llegar. “Ahora estamos trabajando, incluso, en las noches y en los fines de semana, para recuperar el tiempo perdido”, señaló Mosquera.
En la actualidad, las vigas son fabricadas en un muelle seco, ubicado en el campamento del acceso por Bahía de Caráquez. Son elementos que miden entre los 20 y los 40,6 metros de longitud.
11 cables forman parte de la viga que es recubierta con 25 m³ de hormigón. El secado tarda tres días y se lo hace con una combinación de aditivos. Para la elaboración de cada viga, se necesita el contingente de 45 obreros en todo el proceso.
Cuando las vigas han secado, son transportadas en una grúa especial hacia una barcaza. Desde allí se realizan las maniobras en el agua. También se trabaja con otra grúa que es de brazo largo.
Cada viga es ubicada con precisión sobre aisladores sísmicos (hay 160 en total). “Eso permitirá que la estructura del puente, en caso de un sismo, se mueva sin causar daños al viaducto”, aseguró el Jefe de la obra.
De acuerdo con las proyecciones de los técnicos del CEE, para agosto próximo se culminará la colocación de las vigas y se avanzará en la fundición de la zona de rodaje del puente.
Según el cronograma de trabajo, en la actualidad, el avance de la obra es del 73%. “Si no hay retrasos en la entrega de recursos, las tareas culminarán a más tardar en noviembre próximo”, afirmó Mosquera.
Para Abelardo Farías, jefe del departamento de Obras Públicas del Municipio de Sucre, los retrasos son propios de este tipo de obras. “Lo importante es que los frentes de trabajo redujeron su labor, pero la obra no se paralizó”.
“Esta obra es importante para los sectores productivos de la provincia”, dijo Manuel Zambrano, un comerciante de camarón de San Vicente.
Otro sector beneficiado será el turismo. Eso, según Araceli Coello, operadora de turismo de San Andrés de Canoa. “Esperamos con ansias que termine la obra. Eso ayudará al desarrollo turístico de Manabí. Se abrirán más fuentes de trabajo”.
Los propietarios de las 12 lanchas de fibra de vidrio que realizan el transporte de personas entre Bahía y San Vicente, por el estuario del río Chone, no están preocupados por la obra.
“El puente no será una competencia. Nosotros seguiremos siendo parte del atractivo turístico que distingue a la zona”, comentó Fabián Mendoza, quien es capitán de una embarcación.
Según él, las personas que tienen automotores seguirán utilizando sus servicios. Eso, porque hay turistas que les gusta pasear en lancha por el estuario del río. “Todo está en organizarse”.
Las autoridades del Municipio de Sucre tienen otros planes para aprovechar el nuevo puente. Contrataron los estudios de factibilidad para edificar un malecón cerca de esa estructura.
La obra tiene un costo de USD 80 000. La intención es convertir al sitio en un polo de desarrollo turístico. “Creo que lo vamos a lograr con la infraestructura que nos dejará el Cuerpo de Ingenieros del Ejercito”, señaló Farías.
El campamento del CEE será usado como albergue, en casos de emergencia en San Vicente y Bahía de Caráquez. “Es el lugar ideal para este tipo de contingencias y más aún frente a la amenaza del invierno y del desbordamiento del río”, agregó Farías.