El pueblo Sarayaku enseña a los niños y adolescentes los saberes ancestrales de la pesca, la caza y la sobrevivencia en la selva

Los hombres aprende a pesca y cazar. Foto: Cortesía Pueblo Sarayaku
Los niños y adolescentes del pueblo kichwa Sarayaku, en la provincia de Pastaza, reciben los conocimientos ancestrales sobre la pesca, la caza, la sobrevivencia en la selva y la confección de artesanías en el ritual del Sacha Runa Yachay (Conocimiento del hombre de la selva en español).
La transmisión de esos saberes está a cargo de sus padres y abuelos. José Santi, dirigente de Comunicación y Transporte del Pueblo Sarayaku, cuenta que todos los pueblos kichwas, en periodo de vacaciones, realizan estas prácticas.
Dice que los progenitores viajan con sus hijos hacia los tambos (sitios de descanso) que están ubicados en la selva a 4 horas de viaje en canoa. En estos lugares les enseñarles a conocer las plantas medicinales, evitar el ingreso a sitios peligrosos, los nombres de las lagunas y los lugares donde hay abundancia de peses y animales. “Los hombres aprende a pesca y cazar, mientras que las mujeres trabajan en la elaboración de las artesanía y otras actividades”.
Afirma que en los tambos las familias tienen unas pequeñas parcelas donde cultivan yuca, plátanos y papa china que les ayuda en el complemento de su alimentación durante su estadía.

Asegura que las familias con sus hijos pasan entre 25 y hasta 30 días. “Es un mes completo, tiempo en que se transmisión los saberes ancestrales. A los 6 años inicia esa preparación en el proceso de la vida en la selva. A los 12 años comenzarán a poner en práctica sus conocimientos como la pesca, la caza y la confección de las artesanías”.
Santo afirma que la cacería se efectúa con el uso de lanzas, trampas que aplican, la cerbatana, esta última para la caza de pájaros y monos. “Es supervivencia y aprendizaje donde se les enseña a caminar solo tomando chicha de yuca en la selva durante el día y los peligros de esta. Son 135 000 hectáreas de la comunidad Sarayaku que pueden recorrer. Esta es una práctica ancestral que cada año se trasmite de generación en generación”.