Los manifestantes llegaron al palacio de justicia de Santo Domingo este martes 13 de octubre del 2020 para defender el uso del producto. Foto: EL COMERCIO
Un grupo de personas protestó a favor de la legalización y uso del dióxido de cloro en Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente del Ecuador.
Unos 30 manifestantes se concentraron en los exteriores del complejo de justicia de esta provincia y con carteles solicitaron que este producto fuera autorizado para el tratamiento contra el coronavirus.
La manifestación se realizó la tarde de este 13 de octubre de 2020 y fue convocada por el obispo de Santo Domingo, monseñor Bertram Wick.
En las pancartas se leían estos mensajes: “sí a los estudios médicos y científicos del dióxido de cloro”, respeten los derechos humanos y mi voluntad de escoger cómo curarme”, “pueblo despierta el covid-19 se vence con dióxido de cloro”, “yo me curo con dióxido de cloro”.
El máximo representante de la iglesia en esta provincia viene impulsando esta iniciativa desde mayo de 2020. Desde entonces ha escrito varias cartas abiertas al presidente, Lenín Moreno y al ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.
En una de las misivas escribió: ¿por qué el Gobierno, su Ministerio, no se atreve a realizar ensayos clínicos con dióxido de cloro o con ácido hipocloroso? Esto serviría grandemente para salir de esta batalla de difamación que no sirve a nadie. ¿Por qué usted no hace lo propuesto por la Asociación Médica Mundial, en su Asamblea General celebrada en Fortaleza, Brasil, en octubre de 2013, en cuyo numeral 37 dice: “Cuando en la atención de un enfermo las intervenciones probadas no existen u otras intervenciones conocidas han resultado ineficaces, el médico, después de pedir consejo de experto, con el consentimiento informado del paciente o de un representante, si, a su juicio, ello da alguna esperanza de salvar la vida, restituir la salud o aliviar el sufrimiento”.
En la protesta estuvo Eduardo Cuenca, un trabajador de Petroecuador que tuvo covid-19. Llegó con un certificado de la Subgerencia de Seguridad, Salud y Ambiente donde se certifica el resultado de una prueba que arrojó negativo tras una segunda valoración.
Según el funcionario, tomó durante cuatro días seguidos el dióxido de cloro y logró una recuperación satisfactoria. Otros protestantes, con megáfono en mano, defendieron que el producto no causa toxicidad.
Una familia de cuatro integrantes, incluso, dijo que desde hace 10 años lo utilizan como remedio natural para combatir los males que se producen por el cambio del clima, como la gripe. Las personas que estuvieron en la protesta prometieron continuar con una medida de hecho pacífica hasta que sean escuchados por otras autoridades.