En el sector de Huertos Familiares se expuso el plan familiar del barrio San Gabriel. Se formaron brigadas de evacuación. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La organización en barrios y urbanizaciones es fundamental para la preparación de la comunidad frente a una posible erupción del volcán Cotopaxi. En zonas consideradas de riesgo del valle de Los Chillos (Rumiñahui y Quito), grupos de habitantes se organizaron.
Su objetivo es sensibilizar a sus pobladores y a las autoridades sobre la importancia de prevenir y educarse frente a cualquier eventualidad. En la actualidad, en esta zona, que sería afectada por un posible paso de los lahares y la caída de ceniza, se han constituido un promedio de 12 comités comunitarios de gestión de riesgos. El número de personas varía. Fluctúan entre 10 y 30 colaboradores. Al momento, están avalados por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR). Lo que implica que pueden realizar acciones encaminadas a la preparación y capacitación de la comunidad.
A estos grupos se suman seis más, que están en proceso de legalización. Los datos son recogidos y actualizados por los líderes de estos comités; en total son 18 agrupaciones.
Pero, ¿cuál fue su motivación y cómo es su trabajo? Las personas se empezaron a reunir en grupos en los diferentes barrios. Lo hicieron desde abril pasado. En este mes se registró un incremento de la actividad del coloso. Su primer paso fue recopilar información sobre el hecho. Visitaron el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN) y la Escuela Politécnica del Ejército (Espe). Lo importante fue sensibilizar a los habitantes sobre lo esencial de unirse y estar preparados para enfrentar los fenómenos naturales.
Así lo dijo Ana Rosenfeld, integrante fundadora del grupo Pase o No Pase, de la urbanización Chiriboga, en la parroquia de San Rafael. “Me da tranquilidad porque las personas están tomando las riendas para una autoprotección. Dejamos de quejarnos de las autoridades y decidimos actuar”.
Este fue uno de los primeros comités comunitarios que se formaron en Los Chillos. Su primera acción fue convocar a la ciudadanía para que asistiera a capacitaciones con expertos.
Lo hicieron por medio de las redes sociales y visitaron, puerta a puerta.
Luego, entregaron cartas a las diferentes instituciones como: la Presidencia de la República, la Prefectura de Pichincha, los municipios de Rumiñahui y Quito. Llevaron propuestas, entre las que se puede mencionar, la instalación de un sistema de alerta temprana, la elaboración de mapas de sitios seguros, la colocación de señalética y obras de mitigación…
Después de este trabajo se constituyeron en un observatorio para vigilar las acciones preventivas de las autoridades.
Este ejemplo hizo posible que otros barrios, urbanizaciones y conjuntos habitacionales se reunieran para realizar trabajo de campo, difusión de los talleres de capacitación por medio de las redes sociales, contactar a las autoridades del Gobierno central y seccionales para hacer asambleas populares y demás acciones.
En este grupo se destaca el Comité Coordinador de Selva Alegre, que supervisa el trabajo de las agrupaciones barriales y de las urbanizaciones de este sector. En total son seis grupos pequeños que se han formado en esta localidad. La misma que sería afectada por el paso de los flujos de lodo, rocas y material volcánico, ya que bajarían por el cauce del río Santa Clara.
Mónica Alvear integra uno de los comités: el del conjunto Casa Grande. Aquí se organizaron para brindar información en caso de una erupción volcánica y otros fenómenos como inundaciones, sismos y otros.
En este sector, perteneciente a Rumiñahui, el trabajo se reforzó con un aspecto esencial: lo técnico. Hace unas semanas, Rodrigo Aldaz y otros miembros elaboraron una metodología que se basó en la elaboración de un ‘software’ para sintetizar los datos de un censo, que decidieron levantar. “Nuestro motivo fue conocer la realidad: cuántas personas evacuaron, grupos vulnerables, mascotas, arriendos…”.
Con estos datos concluyeron que alrededor de 50 casas fueron desocupadas en los últimos meses. Otro de los aportes fue el levantamiento de mapas, puntos de encuentro y albergues. Esta información fue entregada a la Secretaría de Riesgos para que sea avalada.
En el sector de San Gabriel, también, hay brigadas y comités comunitarios. Uno de estos lo encabeza Gustavo Lalama. En este comité afloró otra propuesta ciudadana: un albergue para las 15 familias que lo conforman. Al momento se lo está adecuando para tenerlo listo.
No olvide
Obtener datos de los grupos comunitarios conformados en su barrio, con el objetivo de intercambiar información y ayudar en una emergencia.
Escoger una agrupación que esté cerca a su domicilio y apoyar en la gestión para que se fortalezca el trabajo comunitario y brindar ayuda.
Informarse por medios oficiales sobre la situación del volcán. Es necesario conocer el estado del coloso para no generar pánico en los sectores.
Capacitarse constantemente para poder informar al resto de la comunidad. Así, en caso de una eventualidad, se logrará tener una mejor respuesta.
Formar brigadas para, en caso de evacuación, ayudar a los vecinos y personas de los grupos vulnerables. Además, conocer a sus vecinos y socializar.