La prevención no llegó a los barrios de Chone

Janina Párraga es un ama de casa que vive en el barrio Los Almendros, en Chone, desde que nació. Ella no recuerda un año en el cual la ciudad no se haya inundado en el invierno.

Aún persisten en su memoria las imágenes de aquellos años cuando la lluvia cayó con mucha fuerza, los ríos se desbordaron y el agua cubrió hasta el segundo piso de las casas de madera. “Cada año se mojan los colchones, los muebles y los pocos electrodomésticos que tenemos”.

Párraga cuenta que durante el invierno es muy riesgoso salir de las casas. “Las corrientes de agua se deslizan con fuerza por las calles y los moscos y los zancudos atacan sin piedad”.

Desde que es niña, por más de una vez, ha ingresado al hospital de la ciudad con síntomas de dengue o paludismo. Sabe lo doloroso que es superar esas enfermedades, por eso, ahora no se descuida de sus hijas, Anaí (7 años) y Heidim (2 años).

La estrategia que le ha funcionado hasta el momento es impedir que ellas jueguen en el agua que se empoza en las calles del barrio Los Almendros.

Manuela Escobar también es vecina del barrio. Tiene 60 años y vive en Los Almendros desde 1978. “Lo de las inundaciones es una historia vieja que se repite cada año, pero las autoridades no hacen nada”.

Como medida de protección, decidió ocupar solo el segundo piso de su casa de ladrillo. El primer piso lo tiene desocupado, porque sabe que en cualquier momento puede anegarse.

Ella vive con su esposo, Jorge Zambrano, y con una niña con capacidades especiales.

Cerca de ahí vive Roberto Rivadeneira. Él es miembro del Cuerpo de Bomberos de Chone. “Durante el invierno, acá la situación es dramática. Hay días en los cuales el agua llega hasta el cuello y en esas condiciones debemos evacuar a la gente”.

A sus 51 años se queja porque no hay una solución definitiva para los problemas que afligen a Chone. “A más de las inundaciones soportamos los efectos de los servicios básicos deficientes”.

En esta ciudad, los barrios de mayor riesgo son La Grecia, Los Almendros, Garay, Puerto Arturo, El Paraíso y El Potrerillo. Durante los primeros meses del año, las calles están enlodadas y con inmenso charcos de agua contaminada.

La directora del Área de Salud de Chone, Bella Coppiano, informó que ya se ejecuta un plan de fumigación, para proteger de enfermedades a los vecinos.

En este año participa personal de la Dirección de Salud, del Servicio Ecuatoriano de Erradicación de la Malaria y del Municipio.

Según Coppiano, debido al colapso total del sistema de agua potable en el cantón, desde el mes pasado, la situación empeoró.

“Los vecinos no están tomando agua segura y eso les vuele más vulnerables a las infecciones”.

Por ello, se realizan campañas de abatización (purificación con químicos de tanques y recipientes con agua) y se dictan talleres de educación para la salud.

Los vecinos también acostumbran a ‘petrolizar’ las lagunas (regar diésel), a medida de que el agua se va evaporando.

Párraga no pierde la esperanza de que en algún invierno su casa no se inunde. Ella está dispuesta a participar en mingas comunitarias para ejecutar obras que permitan mejorar el drenaje del agua lluvia. “Yo ya estoy vieja, pero mis hijas tienen toda una vida por delante y no se merecen vivir en estas condiciones”.

Una opinión similar tiene Escobar. Esta mujer ya no cree en el ofrecimiento de las autoridades, porque no han cumplido. “Para que les demos el voto ofrecen todo, después se olviden de los pobres. Para ellos no existimos”.

Suplementos digitales