No ha llovido desde hace más de un mes en Cañar. Por ello, el paso de los automotores levanta polvo en la inconclusa vía Biblián-Zhud. El polvo se pega en las paredes de las viviendas que están junto a la carretera.Los pobladores principalmente asentados a lo largo de los 55 kilómetros de esta vía- enfrentan esta molestia desde hace tres años. El mismo tiempo en que empezó a reconstruirse esta carretera estatal, que ha tenido contratiempos con dos empresas. La última paralización de los trabajos se registró hace tres meses. Tras las últimas marchas y amenazas de paralizaciones de los habitantes y la última decisión del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) de rescindir el contrato con Caminos, se reanudaron los trabajos. A esta empresa se le adjudicó la reconstrucción en el 2008. El lunes, a dos días de cumplirse el plazo para cancelar a la empresa, llegaron las garantías que avalan la continuidad de la obra. En los dos primeros días, los técnicos de Caminos avanzaron en las mediciones topográficas desde la ciudad de Cañar, como fue la exigencia de los habitantes. El polvo ocasionado por el mal estado de la vía (hay tramos solo en tierra y otros acabados solo un carril) es la principal molestia que tienen los cañarenses. Por ejemplo, Miriam Saguay, de 33 años, a diario intenta asentar el polvo regando agua con una manguera. Pero el alto tránsito de buses interprovinciales, intercantonales, camiones y vehículos particulares que viajan hacia Azuay, Chimborazo o Guayas no le ayudan mucho en su objetivo. Por eso, ella hace cuenta que desde el año anterior ha participado en cuatro marchas de protesta. La última fue a comienzos de septiembre. Saguay tiene un local de venta de comida rápida junto a un paso peatonal que existe en la vía principal. No hay cómo exhibir nada porque las cosas se llenan de polvo con facilidad. Por esa molestia disminuyeron las ventas, se lamenta Saguay.A pocos metros de ella, Luisa Vázquez, de 57 años, atiende en unos baños públicos. Dice que desde hace 14 años (tiempo en que labora allí) vive entre el polvo, pero en los últimos tres años la situación se complicó. Con sus dedos señala sus ojos enrojecidos y asegura que una vez por mes se enferma de gripe. Vázquez y Leonidas Padilla, de 60 años, otro vecino del sector, cuentan que nunca dejan la chalina (paño de lana) con la cual se protegen del polvo. A cada paso de los vehículos pesados se llevan el paño de lana a la nariz. “Debo tener los pulmones llenos de tierra”, dice Padilla. La esquina de la Panamericana y Paseo de Los Cañaris es la parada obligada de los viajeros que esperan los buses para transportarse a sus destinos. Allí confluye la gente de forma permanente. El nuevo acuerdo es que la empresa culmine el restante 30% del hormigón en seis meses. Según el subsecretario del MTOP, Iván Sempértegui, la empresa deberá redoblar su trabajo. Viviana Alvarado, gerente de Caminos, asegura que retomaron los trabajos con el asfaltado desde el kilómetro 28 (ciudad de Cañar). Aunque también se hacen trabajos en el kilómetro 25. Mientras los trabajos avanzan, hay cañarenses impacientes y anuncian que serán fiscalizadores. Según el alcalde de Cañar, Belisario Chimborazo, es la última tregua que dan al Gobierno para que cumpla con la vialidad.