Los habitantes del páramo de Tallo Tangabana dicen que los pinos afectarán a los caudales de agua, que utilizan para regar sus cultivos y para el consumo de las comunidades. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO.
Los campesinos de Yunguilla, una comunidad de Chimborazo -a 120 minutos del cantón Colta-, presentaron una demanda por la siembra de pinos en sus páramos.
Hace un año, la empresa guayaquileña Ervic SA plantó 200 hectáreas de pino radiata en el páramo de Tallo Tangabana, casi en la cumbre de la montaña, a dos horas de caminata desde Yunguilla. La zona está a 3 700 metros de altitud.
En ese páramo hay un bosque nativo y tres ojos de agua que forman un riachuelo, que al descender es captado en tuberías para regar los cultivos y el consumo de agua de las 47 familias del sitio. “Siempre sufrimos por el agua. De por sí nos hace falta si el verano se extiende; cuando esas plantas crezcan nos van a dejar sin ojos de agua y tendremos que migrar”, dice Mariana Sánchez, una moradora del sector.
Esa preocupación también la tienen los habitantes de ocho comunidades asentadas en la misma montaña: Silapala, San Jacinto, Llimbe, Tambillo, Malpote Mirador, Chiriyacu, Naranjal y Rumipamba. Allí viven cerca de 1 500 personas que dependen de la venta del maíz, fréjol y otros granos que cultivan en sus huertos.
Ellos denunciaron que los representantes de la empresa los intimidaron, no difundieron la siembra de los pinos con todas las comunidades y supuestamente ocuparon tierras ajenas. “Llegaron con las plantas sin decir nada. Vimos gente extraña subiendo al páramo y nos asustamos. Los árboles están en una parte de mi propiedad, pero yo no vendí ni autoricé la siembra en mis tierras”, afirma Vicente Vergara, otro morador.
Sin embargo, Carlos Rhor Romano, vicepresidente ejecutivo de Ervic SA, afirma que la adquisición de la tierra se realizó de manera legal y para probarlo cuenta con una serie de documentos notariados, como una escritura de compraventa que data de julio del 2012, inscrita en el Registro de la Propiedad.
Para la siembra de las plantas, la empresa solicitó un crédito de USD 471 942 a la Corporación Financiera Nacional. “Antes de obtener este crédito, la empresa tuvo que cumplir con una serie de requisitos, que garantizan la legalidad del proceso que seguimos”, dice Rhor.
la página web de la Corporación se indica que entre los requerimientos están la documentación de la tenencia de tierras, como las escrituras y un certificado de gravámenes. También se solicitan los resultados de análisis del suelo y una ficha ambiental de Ministerio de Ambiente.
“No solo estamos preocupados por el grave daño que los pinos causarán al páramo, a las especies nativas y al agua, sino por la actitud de las personas que representan aquí a la empresa. Utilizaron términos agresivos en contra de los misioneros y de la gente que habita aquí”, denuncia Antonio Martínez, párroco de Cañi.
Él trabaja con el equipo eclesial itinerante desde hace unos 20 años en la parroquia. Él apoya la demanda que los comuneros y el colectivo Yasunidos Chimborazo plantearon en contra de Ervic SA, el pasado 14 de noviembre.
“El daño ambiental que los pinos le causarán a Tangabana cuando crezcan será irremediable. Hacemos esta demanda amparados en el artículo 71 de la Constitución del Ecuador, por un atentado a los derechos de la naturaleza”, indica Nathalia Bonilla, del colectivo Yasunidos Chimborazo.
En la demanda, los comuneros piden que las plántulas sembradas sean removidas de inmediato y solicitan medidas cautelares para que los funcionarios de Ervic no puedan ingresar a las tierras. Este viernes se cumplirá la segunda audiencia del caso en la Unidad Judicial de Colta.
Por la empresa, Rhor presentará los documentos emitidos por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca; Ministerio del Ambiente en Chimborazo, los estudios técnicos del suelo y otros que indican que la actividad forestal se cumplió de forma legal. “Estamos seguros de ganar la demanda, porque todo se hizo conforme a la ley”.
Según él quienes sí causaron un perjuicio a la empresa son los comuneros de Cañi, porque supuestamente ingresaron con ganado vacuno hasta su predio en el páramo y dañaron algunas plantas.