Los pobladores de las comunidades Quisapincha, Ambatillo Alto y Angamarquillo crearon imágenes supersticiosas de un depredador nocturno.
El animal atacó a más de 40 borregos, asnos, ovejas, vacas y cerdos. ‘La bestia’ se alimentó de las orejas y parte de la piel de sus cabezas.
Según Andrés Fernández Chachipanta, presidente del Cabildo de Ambatillo Alto, los ataques se iniciaron hace tres meses, en las cercanías de los páramos de San Francisco, ubicados al noroccidente de Ambato en Tungurahua.
El lugar está rodeado por las quebradas de Palurca y de Angamarquillo. Hay árboles de pino, pastizales, chuquiraguas y plantas nativas. Según los pobladores, en el sector habitan venados, lobos, lechuzas, conejos, tórtolas y una diversidad de pájaros.
Ayer se organizó una búsqueda para encontrar al depredador. Los pobladores salieron junto a técnicos del Ministerio del Ambiente y del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap). Los grupos avanzaron con machetes y palos en mano. Hasta el cierre de esta edición no se supo si el operativo logró su cometido.
“Esperemos capturarle y que se lo lleven al Parque Nacional Llanganantes. No queremos que nuestros animalitos sean víctimas de esta ‘bestia’. Con eso evitaremos que se creen historias, descripciones o nombres ficticios”, dijo Fernández, durante el operativo.
Algunas de las mujeres y jóvenes del sector lo han denominado el ‘chupaorejas’ o ‘comeorejas’. Le dieron ese nombre en alusión al mítico ‘chupacabras’.
Manuela Chiliquinga, de 28 años, cuenta que hay varios relatos que provocaron miedo de subir a dejar a las vacas y asnos en los pastizales. En este lugar, las mujeres y niños son los encargados de movilizar a los semovientes para que se alimenten en la zona.
Chiliquinga indicó que muchos los describen como “una bestia que no puede caminar con rapidez, por tener patas de pato. Dicen que es diestro en el aire por sus alas. No sabemos a quién creer”.
Pero los técnicos del Magap descartaron que sea un ave. Milton Buenbaño, funcionario, dijo que puede ser un felino con crías, debido al tipo de ataque. Las víctimas tienen heridas en el cuello, producidas por garras. “Se ubicarán trampas en las zonas densas del páramo. No hay que alarmarse y crear expectativas de un animal raro”.
El comunero Manuel Masabalín afirma que mientras no hayan cazado a este animal, no estará en paz. “Si continúa este temor pediremos que el Ejército suba en nuestra ayuda. Los cabildos indicaron que pongamos a los animales en los establos o que protejamos las orejas”, señaló Masabalín.