Los transportistas de Santo Domingo todavía no han recibido una notificación en la que se les informa la decisión de la ministra de Transporte y Obras Públicas, María de los Ángeles Duarte, sobre el subsidio a los transportistas.
Sin embargo, en la Terminal Terrestre de la provincia había normalidad. Los pasajeros adquirieron su boleto al precio a acostumbrado.
Johana Ramírez compró un pasaje con destino a Quito en USD 2,50. “Desde el 2002 los precios continúan iguales”. Ella aseguró que el taxi desde su casa al Terminal cuesta USD 3, que es más de lo que vale el boleto a la capital.
Para Aiolfo Siza, socio de la cooperativa Zaracay, es justo que los pasajes tengan un incremento. Según él, una llanta del autobús cuesta USD 600 y deben ser cambiadas cada tres meses. El cambio de aceite, que se debe realizar cada ocho días, tiene un costo de USD 150.
En un viaje a Quito con un cupo de 40 pasajeros se obtiene USD 100. Los gastos del viaje son USD 25 de gasolina, USD 8 de pasajes, USD 5 de la frecuencia, USD 20 recibe el conductor y USD 10 para el ayudante, que equivalen a USD 68.
“El negocio del transporte fue rentable cuando había un equilibrio en los almacenes de repuestos”, afirmó Luis Arriaga, propietario de una unidad en la cooperativa Sucre. En el 2003 una llanta para autobús costaba alrededor de USD 250 y los precios de los repuestos se mantenían.
“Yo creo que el subsidio es una medida desesperada que no soluciona nuestro problema”, aseguró Siza.
Los pasajeros, en cambio, piensan que la decisión les beneficia. “A las personas que somos comerciantes informales y viajamos de ciudad en ciudad vendiendo nuestros productos es un alivio que los precios se mantengan”, aseguró Cristina Benalcázar, de 43 años.
Para Tito Moreira, usuario del Terminal, el subsidio es sólo una cortina de humo por los accidentes de transito que han ocurrido en las vías del país. “Es ilógico. Por un lado los subsidian pero por el otro proponen enlistar a los conductores con los delincuentes más peligrosos del país”.