Las casas de Palma Real son de madera y caña. La mayoría de
las viviendas está sobre manglares. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Palma Real es conocido como el principio y el final del Ecuador. Esta población esmeraldeña, que alberga a unas 1 500 personas, está situada en el límite territorial del país.
Desde sus casas, de caña y de madera, se pueden ver las costas de Nariño, departamento de Colombia.
Su cercanía con el vecino país ha hecho que también compartan problemáticas comunes Pese a estas adversidades, en Palma Real la gente es alegre y en sus calles de tierra se escuchan vallenatos.
Los niños juegan al fútbol y a las canicas. Los mayores, en cambio, se dedican a la pesca o a la concha. Este último producto es su principal atractivo turístico.
Desde que amanece hasta la noche, los habitantes pasan en los manglares de la isla, ubicada a 40 minutos de San Lorenzo. En esta página gráfica se refleja la vida cotidiana de los habitantes, que miran en el turismo la posibilidad de que las obras estatales lleguen y que la actividad delictiva mengüe.
Es uno de los reportajes gráficos que realizó nuestro fotógrafo en su penúltimo viaje a la frontera esmeraldeña.
Los niños recorren los manglares durante las tardes, para coger conchas. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
El acceso a esta localidad es a través de lanchas que salen desde San Lorenzo. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Las mujeres, durante las tardes, se reúnen fuera de las casas para conversar. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
El fútbol es uno de los deportes más practicados por niños y jóvenes. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Los recuerdos de los jóvenes que han migrado al centro del país están en sus casas. Sus padres aplacan el calor en hamacas. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO