El intenso movimiento comercial en Ambato atrae, cada semana, a decenas de niños y adolescentes que buscan dinero para subsistir. Ellos trabajan como lustrabotas, venden caramelos y chicles en las calles o legumbres en las afueras de plazas y mercados urbanos.
Los chicos trabajadores son fáciles de identificar. Los lustrabotas llevan en una mano el cajón de madera y una mochila en la espalda en la que guardan los utensilios de su oficio, cuadernos de estudio y algo para comer.
Rocío Paredes, funcionaria del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), dice que los infantes proviene de las comunidades: Illahua Chico, Illahua Grande, Calhuasig Chico, Calhuasig Grande y Pasa San Fernando. Están situadas en los páramos, al noroccidente de Ambato.
Los lunes son de mayor afluencia de niños trabajadores por ser el día de comercio más importante en Ambato. Según Paredes, el MIES ayuda con el Programa de Eliminación de la Mendicidad y Trabajo Infantil a 10 000 niños, adolescentes y sus familias en esta provincia. La inversión es de USD 1 millón anual.
Sin embargo, el trabajo infantil no ha sido erradicado. Los niños que limpian calzado laboran particularmente en el céntrico parque Montalvo, en el mercado Modelo y en las paradas de buses de transporte urbano.
Uno de ellos es Segundo C., de 12 años.Vive en Illahua Grande, una comuna agrícola quichua ubicada a 26 kilómetros de Ambato. Pertenece a la parroquia Quisapincha.
Él cuenta que cada día se levanta a las 05:00 y minutos después aguarda una camioneta en la carretera asfaltada que conecta a los caseríos de Quisapincha.
De ese modo llega a la parroquia Pinllo para estudiar en la Escuela Nicolás Martínez. Una vez que termina su jornada escolar, Segundo guarda sus cuadernos en la mochila y se encamina al centro de Ambato.
Su lugar preferido de trabajo está en la esquina de las calles Tomás Sevilla y Cevallos. En ese lugar se encuentra con otros 20 niños y adolescentes que compiten con él por conseguir clientes. Gana el primero que coloca el pequeño cajón de madera junto a los pies del interesado. Los infantes se sientan en un pequeño banco de madera y empiezan a cepillar. Por cada par de zapatos cobran 30 centavos. En una tarde se puede ganar hasta USD 8. Cuando cae la noche, Segundo regresa a Illahua Grande para hacer sus tareas hasta cerca de las 22:00.
Su padre , Pedro C., labora como estibador cuatro días a la semana en el Mercado Mayorista de Ambato. Gana USD 20 diarios. “Las cosechas se realizan cada seis meses y nos pagan precios bajos que no alcanzan para los gastos diarios de alimentación y estudio”.
En Illahua Chico está la Escuela Casahuala con 332 alumnos. Su director, Juan Pacha, comenta que es difícil mantener a todos los niños en las aulas. “Faltan por temporadas, porque laboran en las ciudades con el consentimiento de sus padres”.
Hace falta más concienciación’/Punto de vista
Thonlay Gavilánez /Promotor social
Las causas del trabajo infantil en Tungurahua están ligadas a los bajos precios de los productos agrícolas en los mercados.
Se debe tener en cuenta que la mayoría de poblados de donde salen los niños se dedica a la agricultura y al monocultivo que perjudica la economía del hogar.
Eso empuja a los padres de familia a enviar a trabajar a sus hijos a temprana edad: de 8 en adelante. Otra de las causas es la falta de educación de los jefes de hogar.
Según ellos, cuando el niño puede caminar bien es la señal para que comience a ayudar en la economía del hogar. Los ingresos se usan para completar el dinero que se requiere para la manutención de la familia.
Ahora bien, los grupos familiares en las zonas rurales son numerosos. Están integrados por hasta seis niños y para su alimentación se cuenta con un ingreso diario de USD 1 ó 2 diarios.
Una forma para erradicar el trabajo infantil podrían ser las charlas de concienciación a los padres. Ellos deben entender con claridad de los problemas que acarrea el trabajo infantil en la calle.
Una segunda opción es motivar a los chicos para que estudien porque solo la capacitación los ayudará a alcanzar sus metas, un buen trabajo y una profesión.
comEl intenso movimiento comercial en Ambato atrae, cada semana, a decenas de niños y adolescentes que buscan dinero para subsistir. Ellos trabajan como lustrabotas, venden caramelos y chicles en las calles o legumbres en las afueras de plazas y mercados urbanos.
Los chicos trabajadores son fáciles de identificar. Los lustrabotas llevan en una mano el cajón de madera y una mochila en la espalda en la que guardan los utensilios de su oficio, cuadernos de estudio y algo para comer.
Rocío Paredes, funcionaria del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) , dice que los infantes proviene de las comunidades: Illahua Chico, Illahua Grande, Calhuasig Chico, Calhuasig Grande y Pasa San Fernando. Están situadas en los páramos, al noroccidente de Ambato.
Los lunes son de mayor afluencia de niños trabajadores por ser el día de comercio más importante en Ambato. Según Paredes, el MIES ayuda con el Programa de Eliminación de la Mendicidad y Trabajo Infantil a 10 000 niños, adolescentes y sus familias en esta provincia. La inversión es de USD 1 millón anual.
Sin embargo, el trabajo infantil no ha sido erradicado. Los niños que limpian calzado laboran particularmente en el céntrico parque Montalvo, en el mercado Modelo y en las paradas de buses de transporte urbano.
Uno de ellos es Segundo C., de 12 años.Vive en Illahua Grande, una comuna agrícola quichua ubicada a 26 kilómetros de Ambato. Pertenece a la parroquia Quisapincha.
Él cuenta que cada día se levanta a las 05:00 y minutos después aguarda una camioneta en la carretera asfaltada que conecta a los caseríos de Quisapincha.
De ese modo llega a la parroquia Pinllo para estudiar en la Escuela Nicolás Martínez. Una vez que termina su jornada escolar, Segundo guarda sus cuadernos en la mochila y se encamina al centro de Ambato.
Su lugar preferido de trabajo está en la esquina de las calles Tomás Sevilla y Cevallos. En ese lugar se encuentra con otros 20 niños y adolescentes que compiten con él por conseguir clientes. Gana el primero que coloca el pequeño cajón de madera junto a los pies del interesado. Los infantes se sientan en un pequeño banco de madera y empiezan a cepillar. Por cada par de zapatos cobran 30 centavos. En una tarde se puede ganar hasta USD 8. Cuando cae la noche, Segundo regresa a Illahua Grande para hacer sus tareas hasta cerca de las 22:00.
Su padre , Pedro C., labora como estibador cuatro días a la semana en el Mercado Mayorista de Ambato. Gana USD 20 diarios. “Las cosechas se realizan cada seis meses y nos pagan precios bajos que no alcanzan para los gastos diarios de alimentación y estudio”.
En Illahua Chico está la Escuela Casahuala con 332 alumnos. Su director, Juan Pacha, comenta que es difícil mantener a todos los niños en las aulas. “Faltan por temporadas, porque laboran en las ciudades con el consentimiento de sus padres”.
Punto de vista Thonlay Gavilánez / Promotor social
‘Hace falta más concienciación’
Las causas del trabajo infantil en Tungurahua están ligadas a los bajos precios de los productos agrícolas en los mercados.
Se debe tener en cuenta que la mayoría de poblados de donde salen los niños se dedica a la agricultura y al monocultivo que perjudica la economía del hogar.
Eso empuja a los padres de familia a enviar a trabajar a sus hijos a temprana edad: de 8 en adelante. Otra de las causas es la falta de educación de los jefes de hogar.
Según ellos, cuando el niño puede caminar bien es la señal para que comience a ayudar en la economía del hogar. Los ingresos se usan para completar el dinero que se requiere para la manutención de la familia.
Ahora bien, los grupos familiares en las zonas rurales son numerosos. Están integrados por hasta seis niños y para su alimentación se cuenta con un ingreso diario de USD 1 ó 2 diarios.
Una forma para erradicar el trabajo infantil podrían ser las charlas de concienciación a los padres. Ellos deben entender con claridad de los problemas que acarrea el trabajo infantil en la calle.
Una segunda opción es motivar a los chicos para que estudien porque solo la capacitación los ayudará a alcanzar sus metas, un buen trabajo y una profesión.