El muro de hormigón armado frente a Limones fue destruido por los oleajes y la población se quedó sin protección. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Las 150 casas del barrio San Fernando 1 se inundan cada vez que hay aguajes. Las construcciones de caña guadúa se ubican junto al manglar, en la isla de Limones, cantón Eloy Alfaro, en el norte de la provincia de Esmeraldas.
Los habitantes se dedican a la pesca de jaibas y la recolección de conchas. A las viviendas se accede por puentes de madera, ya deteriorados por el salitre y el agua. En la margen derecha del manglar se levantó un muro de tierra, de 300 metros.
Esta muralla fue construida hace cinco años para reducir el impacto de las inundaciones, pero no ha servido de mucho porque con los aguajes, el mar rebasa la altura del murallón de más de un metro de altura y anega las viviendas.
La ciudad de Limones es considerada de alto riesgo porque es susceptible ante inundaciones, debido a que más del 60% de la población
(3 900 habitantes) habita en la parte baja de la isla. Con los fuertes oleajes como los registrados en enero de este año, las casas que están junto al mar siguen en riesgo de caerse, por la fuerza de las olas.
La Unidad de Gestión de Riesgos del Municipio de Eloy Alfaro determinó que el 95% del cantón se asienta en las cabeceras de los ríos y junto al mar, que lo vuelve muy vulnerable. En todo el cantón, 162 pueblos están asentados cerca de las orillas de los afluentes y del mar. Por ejemplo, las poblaciones como La Barca, El Bajito, Santa Rosa, La Tolita y La Pampa son comunidades costeras y están ubicadas en zonas de riesgo.
Por Limones desembocan los afluentes del río Santiago, Cayapas y Najurungo, que al aumentar su caudal por las lluvias se represan con el mar, provocando anegamientos en la parte más baja de la ciudad, sobre todo en invierno.
En el barrio San Fernando 1 se observan los vestigios de dos casas que se cayeron con los aguajes en el 2014. En lo que va del año cinco casas han sido destruidas por el mar.
Una de esas pertenece a Luz Godoy, de 69 años, quien desde entonces habita, junto con su esposo, en una casa acogiente.
Sus vecinas Marjorie Gómez y María Castillo dicen que necesitan ser reubicadas, pero en la isla no hay espacio para hacerlo.
“Queremos que rellenen los terrenos si es posible”, dice Gómez.
La situación es similar para los habitantes de sectores como San Fernando 2, barrio Obrero, Las Malvinas, El Comercio y La Bahía. En total, 10 de 25 barrios de las islas son considerados como de alto riesgo ante las inundaciones.
Unas 60 familias dedicadas a la pesca artesanal habitan en el barrio 30 de Octubre, desde donde se observa todo el mar. A mediados de enero, las olas de hasta dos metros destruyeron dos viviendas.
Julio Betancourt, habitante del barrio 30 de Octubre, cuenta que desde hace un mes los oleajes son más fuertes y el agua entra hasta el piso de las viviendas, que se construyen a dos metros de altura.
A lo largo del malecón, el muro de hormigón de 400 metros destruido por el mar fue reforzado con costales de arena para que resista la fuerza del mar, pero no dio resultados. En marea baja se observan las rajaduras y también los restos de cinco canoas pesqueras.
El temor a que el mar derribe sus casas ha llevado a los pescadores a colocar trozos de madera, para asegurar las bases de las viviendas, socavadas por las olas.
A pesar de que el barrio 30 de Octubre es de alto riesgo por los oleajes, el Municipio no cuenta con los recursos económicos para levantar el muro de protección que se necesita, explica Carlos Quiñónez, director de Gestión de Riesgos de Limones.
En ese cantón, el Municipio declaró tres franjas en emergencias. En la primera están los barrios José María Estupiñán, Cali, San Francisco, Brisas del Mar y San Fernando 1, junto al manglar. La segunda está en el río Cayapas, donde la construcción de 23 sistemas de agua potable está paralizada por las inundaciones. Un tercer sitio se ubica en la parroquia Pampanal, que se inunda en su totalidad.
Édgar Guerrero, que construye obras contra inundaciones, cree que alrededor de la isla de Limones deben levantarse muros de escolleras que protejan a la población. Además, mejorar los drenajes que se construyeron para que el agua pueda ser evacuada con rapidez.
El alcalde de Eloy Alfaro, Francisco Castro, dice que se hacen las gestiones para financiar las obras de mitigación.