Los estadounidenses Clay y Laura Bodine ofertan manualidades en su centro cultural. Foto: Xavier Caivinagua/EL COMERCIO
Los extranjeros optaron por pequeños negocios para ofrecer servicios a sus compatriotas residentes en Cuenca. Estos inversionistas, por lo general, están radicados desde hace más de tres años en la ciudad.
Ellos conocen las necesidades de los extranjeros en comida, departamentos, vehículos, atención médica, ropa y espacios culturales. En mayo pasado, la inglesa-sueca Cecilia Bogaard creó la página www.cuencaproperties.com para promocionar el alquiler y venta de departamentos del Centro Histórico.
Por seis meses de promoción cobra USD 150 y tiene un promedio de cinco llamadas diarias buscando un alquiler. Según Bogaard, su sitio web contribuye a que el Centro Histórico sea habitado otra vez.
En este sector también vive Laura Bodine, de 56 años, y su esposo Clay, de 67. Llegaron hace 15 meses por turismo y les encantó la ciudad. Alquilaron una vivienda antigua en la calle Sangurima y la convirtieron en un centro cultural alternativo.
Las paredes de las dos plantas fueron decoradas con pintura artística. Ofrecen talleres de yoga y manualidades y presentación de artistas para extranjeros, aunque también llegan ecuatorianos. “Casi todas las actividades son gratuitas”.
Esta pareja y 100 estadounidenses formaron un colectivo en Facebook que promueve el amor por la capital azuaya llamado Love Cuenca. Cada mes realizan una actividad social como limpieza de parques, visita de centros que ayudan a personas vulnerables… “Así nos relacionamos con los cuencanos”, dice Laura Bodine.
De acuerdo con datos de la Cámara de Comercio de Cuenca, en esta ciudad viven más de 6 000 estadounidenses, franceses, ingleses, canadienses y la mayoría es jubilada. Pero desde el 2014 también llegan familias jóvenes para radicarse.
Por ello, sus compatriotas invierten en negocios, dice el director ejecutivo de la Cámara de Comercio, Jaime Moreno. Según él, si bien tienen como clientes a los extranjeros también ofrecen servicios a cuencanos. “Lo importante es la vinculación con nuestra cultura”.
El cubano Juan Carlos Morales y el estadounidense David Korkoian llegaron a Cuenca hace casi dos años. En una ocasión viajaron a Vilcabamba y se percataron de que la renta de vehículos era costosa y que la mayoría de los extranjeros radicados sale -en promedio- una vez al mes fuera de Azuay.
Por ello, compraron un automotor para alquilar a sus amigos. La demanda creció y abrieron Cuenca Car Share, que tiene seis autos. En ocasiones no satisfacen la demanda.
Morales dice que el 90% de sus clientes es extranjero. En enero pasado, por ejemplo, sirvieron a 20 clientes y tuvieron ingresos de más de USD 5 000.
Por el alquiler de un carro pequeño cobran USD 35 al día más 10 centavos por kilómetro recorrido y por los grandes 42 al día. Según Morales, los extranjeros los buscan porque al hablar el mismo idioma (inglés) les resulta fácil entender los contratos.
En cambio, el médico israelita, David Korchak, practica la medicina hiperbárica. Es una terapia basada en el oxígeno y que busca sanar el cuerpo de adentro hacia fuera. Se usa en casos de accidente cerebrovascular, colitis, estrés, migraña…
El paciente ingresa a una especie de cápsula y es conectado a oxígeno durante una hora o 90 minutos, de acuerdo con la terapia. El viernes pasado fue atendido Craig Delcombre, de 66 años. Hace un mes tenía problemas de equilibrio y en la actualidad se siente mejor.
Según Korchak, este tratamiento es común en Estados Unidos, de donde procede la mayoría de jubilados extranjeros y por eso tiene demanda. En su centro también aplica una técnica para detectar el Helicobacter pylori con la toma una muestra de aliento.
En total atiende 12 pacientes al día y tiene previsto adquirir otras máquinas para cubrir la demanda. Korchak le enseñó a su pareja, Marieta Rojas, a elaborar bagels (panes especiales), que entregan a domicilio a sus clientes extranjeros. Elaboran 500 panes cada mes.
Jack Bracewell tiene tres negocios para extranjeros: desarrollo de sitios web, Bienes Raíces Ecuador y Perfect Ratio. Este último es un sistema patentado que permite conocer cómo están sus familias en el exterior, en tiempo real. Se contrata la suscripción y las personas reciben un mensaje de cómo están cada día.
Jack Bracewell y su esposa Mayra León tienen tres negocios que funcionan en la ciudad. Foto: Xavier Caivinagua/EL COMERCIO
“Hay un mercado por satisfacer y el principal es la venta de inmuebles”. Jack Bracewell
“El centro cultural sirve para relacionar nuestras costumbres con las de Cuenca”.
Clay Bodine