Los vecinos del barrio decidieron ayudar a reparar la pared. Luego la limpiaron y la pintaron poco a poco. Foto: Cortesía
En el barrio Nueva Esperanza, en Manta, (Manabí) una pared cuarteada y un lote lleno de maleza se convirtieron en un recordatorio del 16 de abril del 2016. Ese día Ecuador sufrió un terremoto de 7.8 grados.
Cada vez que los vecinos pasaban por el lugar recordaban el miedo que vivieron cuando el tanque que proveía de agua al sector colapsó y afectó al cerramiento. Luego del terremoto, se limpiaron los escombros, pero el lote que pertenecía a la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM) quedó vacío.
Poco a poco la maleza se apoderó del lote y las paredes, que ya se habían agrietado con el movimiento telúrico, se ensuciaron. En junio del 2019, los padres de familia del programa educativo Creciendo con Nuestros Hijos (CNH) Nueva Esperanza decidieron transformar la pared principal del lote en un mural en pro de los derechos de los niños.
Los vecinos del barrio decidieron ayudar a reparar la pared. Luego la limpiaron y la pintaron poco a poco. Luego, las madres pintaron árboles y niños. En un acto de inauguración, decidieron que cada niño debía colocar su huella como si fueran las hojas de un árbol.
Katty García es una de las madres del CNH Nueva Esperanza. Ella señaló que el mural era parte de un concurso entre los centros infantiles de Manta. “Nosotros no tenemos un lugar propio y trabajamos en la casa de una vecina. Así que como la pared estaba vacía y nos traía malos recuerdos decidimos arreglarla y hacer ahí el mural”.
Las madres de familia buscan que este terreno sea donado para construir ahí un CNH en el que se pueda estimular a los niños del barrio desde los primeros meses de edad. Ellas gestionan que el terreno les entreguen en comodato. También buscan recursos para la construcción del lugar.
En un acto de inauguración, decidieron que cada niño debía colocar su huella como si fueran las hojas de un árbol. Foto: Cortesía
Los concejales de Manta Marciana Valdivieso, María Beatriz Santos y Juan Casanova estuvieron en el barrio para conocer el mural y dejar su huella en un árbol. Ellos comprometieron a tramitar el pedido. El caso está en análisis.
Para el morador de Nuevos Horizontes, Henry Zambrano, el mural ha traído alegría al barrio. “Daba miedo pasar por ahí porque la pared se veía débil y nos daba nostalgia ver los estragos del terremoto. Ahora todos nos enfocamos en ayudar para que los niños tengan un espacio en ese lugar”.