La laguna de El Salado ofrece la práctica de deportes acuáticos. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO.
El cantón Montúfar tiene una ruta para el turismo espiritual, patrimonial y natural.
La ciudad de San Gabriel, a 198 kilómetros al norte de Quito, es el epicentro de esta propuesta turística. Ahí la iglesia Matriz, situada en el centro de la urbe, es uno de los atractivos religiosos tradicionales.
Pero también los 400 inmuebles centenarios de esta localidad patrimonial. Se destacan las casas Cuasmal, de las Siete Puertas y Municipal. Esos están abiertos para los amantes de la historia y la arquitectura vernácula.
Más al sur, a 18 km de San Gabriel, está la Gruta de La Paz. En esta cueva gigante de piedra, junto al río Apaquí, se levanta el templo a la Virgen de La Paz.
Los visitantes pueden recorrer el templo y el monasterio de Santa Clara o disfrutar de un chapuzón en una de las tres piscinas de aguas termales de este sitio. También hay un túnel, un puente colgante y un empinado graderío con 67 escalones.
Los senderos del bosque de Los Arrayanes permiten un contacto de los turistas con la flora y fauna andina. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO.
Según Juan Acosta, alcalde de Montúfar, este rincón de Carchi consta en la ruta de los santuarios emblemáticos de Ecuador y de Colombia, como el de Loja y de Popayán.
Pero no solo es un sitio de paso. También hay lugares de alimentación y alojamiento. Un almuerzo cuesta USD 3,50. Y una habitación de hotel por una noche USD 8 por persona.
Desde la carretera Panamericana hay dos vías de ingreso. La una inicia en la parroquia La Paz, por un ramal empedrado de 3 km. La otra ruta es asfaltada y se recorre en 4,5 km, desde la comunidad de El Capulí.
Otro ícono es la laguna El Salado, a solo 7,5 km de la capital de Montúfar. En este embalse, en donde revolotean colibríes y patos, se efectúan paseos en botes y motos acuáticas, a cambio de USD 2,50.
La laguna está rodeada por lirios, cartuchos, totoras…, que florecen en las orillas de la cuenca. Cerca de allí también se alquilan bicicletas montañeras para paseos en senderos.
En ese lugar, a toda hora se puede saborear desde bandejas con habas, mellocos, papas, choclo y queso, desde USD 1, hasta truchas y tilapias a 3.
El café con una empanada de queso, una taza de morocho y el dulce de calabaza con cuajada cuesta apenas USD 0,50.
Pero si los visitantes prefieren las caminatas deben avanzar 500 metros más adelante hasta el milenario Bosque de Los Arrayanes, situado en la comunidad de Monteverde. El ingreso es gratuito.
Cuenta con un sendero que se abre entre los árboles de más de 20 metros de altura. Con un poco de suerte es posible observar aves, conejos, ardillas y hasta lobos que habitan en esta nube de bosque.
Los senderos se unen en un área central denominada Catedral. Según Wilson Chulde, presidente de la Asociación Ecoturística Guardianes Ambientales, en este espacio, los antiguos habitantes de la región conocidos como Pastos celebraban rituales religiosos en homenaje a la naturaleza. Todo el ambiente es de silencio, paz y tranquilidad.
El templo de La Paz incluye un santuario para la reflexión. Junto al lugar hay tres piscinas de aguas termales. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO.
En el lugar hay una amplia variedad de especies vegetales, entre ellos resaltan los árboles de pumamaqui, patas de gallo, encinos, pandolas, anturios, bromelias y orquídeas.
A lo largo de la ruta hay rotulos informativos que permiten la autoguianza.
Otro destino recomendado es la cascada de Paluz, que mide 25 metros de altura. El golpeteo del agua produce una suave llovizna que provoca una sensación de frescura. Ahí se practica el rapel.