La voz de una joven no se parece en nada a la de Ana Gabriel. Está lejos de emular a la cantante mexicana. Suena desafinada y sin ritmo.Sus amigos le hacen bromas por perder el compás de la música. Pero a ella no le importa. Continúa cantando con sentimiento un tema de la conocida intérprete. “Quién como tú. Que día a día puedes tenerle. Quién como tú. Que con ternura curas sus fiebres. Quién como tú…”, tararea.
Los aplausos se fusionan con las risas. Tiene hipnotizado al público de la discokaraoke Blue 69.
Este negocio es una fusión de las discotecas y karaokes tradicionales que hay en la urbe.
Su administrador, Edwin Rodríguez, asegura que estos sitios de entretenimiento se han convertido en los preferidos en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Hace cinco años existían más discotecas, pero el cobro individual de entradas las volvía más caras. En los karaokes, las personas podían estar en grupo sin invertir mayores recursos. Pero extrañaban el baile luego de las 00:00.
Por eso los locales se adaptaron para brindar ambos servicios. El punto de encuentro es la avenida Abraham Calazacón, entre el redondel de la terminal terrestre y el que está junto al aeropuerto de Santo Domingo (UCOM).
En cuatro cuadras, hay 50 discokaraokes. Se los identifica fácilmente. Tienen grandes letreros de colores iluminados. De lejos se lee Bar Orégano, Masturbar, Pacos y hasta Cachos.
Cada uno tiene una decoración particular. De las esquinas de las paredes blancas de la Blue 69 salen destellos triangulares y en forma de puntos, rayas y círculos. Resaltan en la ropa de las personas.
La mayoría de mujeres viste jeans y blusas con tirantes o escotadas. Es el traje común de los viernes. Los sábados son más elegantes. Geovanna Mena cuenta que para estos días suele utilizar vestidos más formales.
En general, los viernes se canta o baila con amigos. Los sábados suelen acudir más las parejas.
Cuando la joven deja de interpretar a Ana Gabriel, el mesero se acerca a su mesa. Le pide el micrófono y se lo pasa a Gonzalo Yépez. Él hace una presentación impecable. Pese a ello, no llama la atención del público. Los buenos cantantes son comunes.
El grupo de la joven se pone de pie. Luego de tomar una jarra de cerveza helada, todos se trasladan al fondo del local.
Ahí está la discoteca, separada del karaoke apenas por un muro. En esa zona el ambiente es más sobrio. Hay iluminación y la música suena fuerte.
El mismo mesero que atiende en el karaoke se las arregla para ir y venir de la discoteca. A él se dirigen las personas que desean que se toque un tema en particular para bailar. También recibe la lista de éxitos que los clientes quieren cantar en el karaoke.
Los gustos son variados. Los jóvenes prefieren música de los grupos Sin Bandera, Maná y los cantantes Ricardo Arjona y Juanes. Los de más edad, en cambio, se inclinan por la música del recuerdo y por las rancheras.
No ocurre lo mismo con las mujeres. Ellas, sin importar la edad, interpretan a las veteranas Amanda Miguel, Marisela y la preferida, Ana Gabriel.
“Cuánto daría por gritarles nuestro amor. Decirles que al cerrar la puerta nos amamos sin control”. Una joven le dedica esta canción de la cantante mexicana a un hombre que le duplica la edad. Este huye a los celulares. No quiere ser fotografiado.
Los horarios y precios
La bebida preferida en las discokaraokes es la cerveza. La jarra cuesta USD 5, en promedio. Mientras que la botella, USD 1,50.
En Los negocios también hay barras donde se sirven tragos fuertes. Allí se piden cocteles especiales, vasos de whisky, ron o vodka solos o con hielo. El más caro cuesta USD 4.
El horario de atención en la mayoría de negocios es de 19:00 a 02:00. Comúnmente la farra se enciende a las 23:00.Ningún negocio puede atender luego de las 02:00 los fines de semana.
La Intendencia de Santo Domingo hace cada fin de semana operativos en los bares de la ciudad. En el último, hubo 41 personas detenidas por no contar con sus documentos de identidad o ser menores de edad.