Las imágenes satelitales que revisan los técnicos del Instituto Geofísico, encargados de monitorear la actividad de la montaña, revelaron algo nuevo. Desde hace una semana la lava se ha ido acumulando en el cráter del volcán Tungurahua.
El material podría ser expulsado si es que en el interior se concentra energía. Eso sería algo similar a cuando una jeringuilla expulsa un líquido. Necesita de un impulso, señala Mónica Segovia, sismóloga del Geofísico.
Ese comportamiento alertó a las autoridades locales porque no se sabe cuándo ni en qué proporción podría suceder la explosión.
Segovia indicó que si bien se ve la lava, no se sabe si esta ha empezado a secarse, por el contacto con el ambiente.
En ese caso se estaría formando una especie de costra. “Si se tapa el cráter y hay presión en el interior, puede suceder una explosión de consideración”, agregó.
Un escenario así se asemejaría a lo sucedido en el 2006. En esa ocasión, la explosión estuvo acompañada de columnas de ceniza y flujos piroclásticos o nube ardiente, como se los conoce.
Segovia señaló que lo más grave en el caso de una erupción no es la lava sino los flujos pirocláscticos, por la velocidad a la que estos viajan. Se calcula que estos se desplazarían entre los 60 y 150 kilómetros por hora.
Además, alcanzan temperaturas que oscilan entre los 200 y 700 grados centígrados.
Mientras, que el tipo de lava que tiene el Tungurahua viajaría a un promedio de 1 km por hora.
En el 2006, el flujo piroclástico que expulsó el volcán fue el que se cobró la vida de Carmelina Merino y quemó a su nieto Fran Baus, quien intentó salvarla. Ellos vivían en Palictahua.
En el caso de una erupción violenta del coloso, lo primero que se expulsaría sería una columna de ceniza, cascajo y piedras incandescentes, luego desciende el flujo piroclástico y finalmente la lava.
Esto se acompaña por movimientos de tierra y fuertes estruendos. “La actividad del volcán no es igual a la registrada en el 2006, pero no hay que descuidarla”, advirtió la técnica.
En el momento, se registran entre dos y tres explosiones cada hora, acompañadas de fuertes cañonazos que se escuchan en Ambato y Riobamba.
También continúa la caída de ceniza, principalmente en la zona del flanco occidental. A esta zona se desplazan los vientos en esta época del año.