A pesar de que está en vigencia la Ley Orgánica de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos y su reglamento, el tiempo de espera para quienes necesitan de esta ayuda urgente todavía es largo.
En Ambato, la clínica Central es el único centro médico acreditado por el Organismo Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos (Ontot) para desarrollar implantes de córneas. Está situada en la esquina de las calles Montalvo y Rocafuerte en el centro urbano.
El médico Luis Rosales, especialista de esta clínica y que cuenta con el aval del Ontot, explica que se efectúan aproximadamente 30 trasplantes de córneas por año en Ambato.
“Sin embargo, hay pacientes que deben aguardar más de 12 meses por uno de estos tejidos”. Al respecto, cada paciente y sus familiares tienen sus propias historias que contar.
Según el Ontot, en el país existen 2 090 personas que necesitan de un nuevo órgano o tejido. De ellos, 1 200 esperan por un riñón, 800 por una córnea, 70 por un hígado y 20 por un pulmón.
En Ambato, de acuerdo con el Departamento de Trabajo Social del Hospital Docente, hay 127 personas que reciben tratamientos de diálisis y que requieren de un trasplante de riñón.
Para Rosales, a los ecuatorianos les falta concienciarse en este aspecto para desarrollar una cultura de donación de órganos.
“Por ejemplo, en el caso de las córneas, en el país no hay las suficientes. Hay que importarlas de Estados Unidos. Qué decir en cuanto a los órganos. El año pasado, solo una persona en Tungurahua se benefició con la transmisión de un riñón”.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) firmó un convenio con la compañía Baxter para prestar el servicio de diálisis en la capital tungurahuense.
Aimé Salgado, coordinadora de esta compañía, dijo que trabajan en esta rama médica desde el 2007. “El costo mensual varía entre USD 600 y 1 500 por cada paciente. Este valor es asumido por ese Ministerio”.
Enrique Lana, director de Salud, reconoció que falta concienciar a la gente sobre la donación y equipar a los hospitales públicos.
Insuficiencia renal Paulina Barona / Daño en los riñones
‘Espero ser normal otra vez’
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‘Ha transcurrido casi un año desde aquel trágico amanecer. Desperté con mi cuerpo hinchado del rostro a los pies. Como era afiliada al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social acudí al hospital de Ambato. Los médicos me detectaron una insuficiencia renal. Tengo mal mis dos riñones.
Desde entonces, concurro tres veces por semana al centro Baxter que funciona en el Club de Leones de Ingahurco, en la avenida Las Américas, para practicarme las diálisis. Vivo en la parroquia Montalvo, en el sur de Ambato, en la vía a Riobamba.
Mi turno empieza a las 06:00. Para llegar a tiempo me levanto una hora antes. El MIES financia los tratamientos. En el músculo de mi brazo izquierdo conservo una huella imborrable en la piel. Es allí donde me colocaron un dispositivo que sirve para conectarme a la máquina de diálisis.
Paso conectada tres horas. Es un tiempo interminable en el que no dejo de preguntarme ¿por qué a mí Dios mío?
Cuando el procedimiento termina solo quiero volver a casa para atender mi tienda. Ya dejé de llorar por mi situación, solo espero volver a ser normal. Ojalá lo consiga con un trasplante. Pero ahora me preocupa el dinero para financiar la operación porque me dicen que el gasto es alto”.
Donante: Sebastián Mayorga / Ayudó a su hija
‘Extrajeron 30% de mi hígado’
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‘Mi hija nació hace siete años sin un riñón y con un problema en el hígado. A los tres meses le practicaron una biopsia. Pasaron cuatro años y en ese tiempo no perdí la esperanza de que mejorara. Pero empeoró y precisaba del trasplante de hígado.
Ese tipo de operaciones no se practicaban en Ecuador a los niños. Nos trasladamos a Madrid (España). Ese país tiene muchos años de experiencia en este tipo de intervenciones.
Yo me ofrecí como donante. A los dos nos hicieron múltiples exámenes y estudios de compatibilidad genética durante seis meses. Finalmente nos operaron en dos hospitales diferentes, pero cercanos.
Extrajeron un 30% de mi hígado. Las operaciones duraron 30 horas. Ahora debemos regresar a Madrid cada año para los chequeos médicos.
Sin embargo, en la actualidad sí se pueden realizar en Ecuador los chequeos que no son de emergencia. Eso ha mejorado mucho y nos evita algunos traslados.
El costo del trasplante fue de 1,8 millones de euros que fue cubierto por la Fundación Española de Lucha Contra la Leucemia. El Gobierno ecuatoriano cubrió los gastos del viaje y el actual tratamiento. Mi hija lleva una vida normal”.
Córneas: Paúl Leiva / Problemas con sus ojos
‘La operación me salvó la vista’
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‘Hace nueve años me trasplantaron la córnea de mi ojo izquierdo. Con esa intervención yo creí que mis problemas visuales concluyeron. Pero hace poco empezaron las molestias en mi ojo derecho que también requirió un trasplante. Cumplí 24 años.
Yo tuve mucha suerte porque el médico y la clínica en la que me operé importó el tejido desde los Estados Unidos.
Ambas intervenciones quirúrgicas fueron oportunas porque de lo contrario hubiese perdido la vista. En estos días estoy retomando mis actividades normales y regresaré a trabajar en una empresa de telefonía celular.
No tengo muchas molestias, pero debo usar gafas oscuras por un tiempo. En pocos días podré practicar los deportes que no requieren de contacto personal.
Yo estoy muy agradecido con las personas en general que donan las partes de sus cuerpos para beneficiar a otras. Eso en verdad salva vidas, no es solo una expresión que se dice al azar.
Las personas deben saber que cuando aceptan ser donantes permiten que otra gente retome sus vidas. En algunos casos hay padres de familia que tienen hijos pequeños o viceversa.
Yo tuve la ventaja de que en Ambato hay una clínica en la que me pude atender”.