En el sector de Colinas El Porvenir cada 15 días se procesan 10 000 ladrillos para la venta en Manta. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La elaboración de ladrillos es un trabajo común en las comunas Toalla Grande, Los Bajos y Colinas del Porvenir, en Montecristi, Manabí. El trabajo lleva tiempo. Entre mezclar los materiales, colocarlos en moldes, el secado y el quemado puede transcurrir hasta un mes.
En un recorrido por las ladrilleras, este Diario constató que los negocios recuperaron su producción por la demanda del material para la reconstrucción de las viviendas de la provincia de Manabí, afectadas por el terremoto del 16 de abril del 2016
En Toalla Grande, Eloy Delgado elabora ladrillos desde hace tres años. Antes era empleado de una ladrillera y decidió independizarse con los conocimientos adquiridos ahí.
Con 40 años de edad, Delgado trabaja desde las 05:00 hasta el mediodía, con un ayudante. Elaboran de 500 a 600 ladrillos diarios para obtener producciones de 10 000 al mes que entregan a sus clientes de Manta y Portoviejo. El ladrillero dice que luego del terremoto los del gremio no se abastecen para la demanda que existe.
Luego de que la mezcla de barro, aserrín y agua queda lista, se dan las formas en moldes rectangulares. El secado dura entre tres y cinco días, según la cantidad de sol. Para el quemado con leña se forman grandes hornos que permanecen encendidos durante cinco días más. En estas zonas de Montecristi se venden a USD 100 los 1 000 ladrillos.
Pedro Chomillo, de 46 años, trabaja con sus dos hijos y dos ayudantes más. Asegura que el negocio iba de caída hasta que empezaron a reconstruir las casas que sufrieron daños con el terremoto. “Ahora nos estamos recuperando un poco porque esto iba de mal en peor”.
Chomillo cuenta que cuando el negocio era rentable, existía un gremio de ladrilleros, que actualmente desapareció.
En este lugar, ubicado en Colinas del Porvenir, preparan de 10 000 o 20 000 ladrillos cada mes, según los pedidos que tengan. Cada trabajador puede dar forma hasta 500 unidades. Beatriz López es una de ellos. Comenta que a sus 27 años ha optado por realizar esta tarea, debido a que, en varias ocasiones, le han negado un puesto de trabajo en las fábricas de pescado.
En la ladrillera de Carlos Guaranda toda la producción que realizan ya está pedida. Sacan entre 5 000 y 10 000 ladrillos cada 15 días y cada trabajador gana USD 30 por 100 ladrillos que elabore. Pueden hacer hasta 1 000 al día.