Juan Manuel Delgado observa el avance de la construcción del muelle pesquero.
Se levanta en el cantón Jaramijó, en Manabí.
Operadores y maquinaria de la empresa Tuanaserv Servicio Portuarios bajaron una parte del acantilado para ejecutar la obra. El movimiento de obreros y máquinas nos da la pauta que la construcción del muelle pesquero artesanal de Jaramijó es una realidad, dice el pescador.
En la actualidad por “seguridad dejamos nuestras lanchas de fibra de vidrio en la rada (zona de fondeo de naves) del puerto de Manta. Cuando esté listo nuestro muelle dejaremos nuestras embarcaciones frente a nuestro pueblo, eso es muy bueno”, comenta Fabián Rosado, otro residente.
Los fuertes vientos que azotaron las playas de Manabí a fines de abril dañaron algunas lanchas que estaban en Manta. “Para nosotros, el muelle es una obra que esperábamos desde hace 50 años”, asegura Manuel Conforme, capitán de pesca artesanal.
La obra debe estar concluida en 18 meses. Geovanny Delgado, superintendente de la obra, indica que 15 000 metros cúbicos de roca basáltica -transportados desde una cantera de Picoazá en el cantón Portoviejo- se utilizan para una parte de la obra.
En San Mateo, al suroeste de Manta, se levanta otro muelle.
José Benítez tiene dos lanchas de fibra de vidrio. “Sabemos que el atracadero será para 600 lanchas y 50 embarcaciones nodrizas. Mis embarcaciones tendrán su lugar fijo y sobre todo ya no serán azotadas por las olas cuando haya aguajes”, reseña.
María Reyes tiene sentimientos encontrados. Por un lado está contenta, porque su esposo y dos hijos ya no tendrán temor de que se les roben las lanchas cuando quedan ancladas frente al poblado en el mar. Por otro, María y 25 mujeres que se dedican a remolcar lanchas desde el mar hacia un varadero construido hace dos años por el Municipio local se quedarán sin trabajo. “Es nuestra forma de ganarnos unos realitos. Las mujeres nos juntamos todas las tardes. Atamos cuerdas de nailon a las lanchas y las remolcamos a tierra firme”.