‘Hace nueve años, cuando tenía 19, salí por primera vez de Tilaco (Puyango), para buscar trabajo en Santa Rosa (El Oro). Llevaba un bolso con ropa y caminaba con el barro hasta las rodillas. Caminé dos horas hasta el sitio Pitayo. Encontré una camioneta para ir a Alamor (cabecera cantonal de Puyango) y de allí a Santa Rosa. Allí entendí por qué mis padres no me llevaban a Alamor. Atravesar el camino desde Tilaco hasta Pitayo era un verdadero reto. A los 2 años volví para quedarme en Tilaco (140 habitantes). Como madre sufrí con mi hijo José Luis, que nació a los ocho meses. Mi hermana Mélida salió al poblado de El Limo (centro parroquial), en busca de un médico. No llegó por el estado de la vía.Aquí sembramos maíz y hasta hace tres años, el producto los sacábamos en mulas a La Esperanza. En el 2006 eso cambió, porque ya ingresaban camionetas. Pero este año el invierno nos quitó la fortuna de tener transporte. Los carros ya no vienen, porque la carretera está destrozada. Retomamos la costumbre de madrugar a las 02:00 para llegar a La Esperanza a las 05:00 y tomar un bus. Salgo solo una vez al mes a Alamor, para cobrar el bono. Aprovecho para comprar alimentos y medicinas, pero las lluvias no solo dañaron la vía, también hay abundancia de culebras. El invierno es nuestro enemigo. Todos los años, en verano, las autoridades envían maquinaria, pero el trabajo no dura. Queremos que la vía sea lastrada para que resista los aguaceros. Por ahora nos preocupa la venta del maíz. El lunes pasado invitamos a las autoridades del Municipio y de la Gobernación de Loja. Les pedimos ayuda para lastrar las vías Pitayo-La Esperanza y Banderones-La Esperanza-La Libertad.El año pasado los comerciantes llegaron a Tilaco y pagaron USD 10 por quintal de maíz. Se abusaron de nuestra desgracia”.