El río Catarama se desbordó sobre las viviendas del recinto San Antonio del Río, en el cantón Urdaneta (Los Ríos). Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Poblaciones de la provincia de Los Ríos se inundaron ayer, 13 de abril, mientras que las vías Alóag-Santo Domingo y la Ibarra-San Lorenzo fueron bloqueadas por los deslizamientos.
En la provincia fluminense, el recinto San Antonio del Río, en el cantón Urdaneta quedó bajo el agua por el desbordamiento del río Catarama, que amenaza con incomunicar este caserío de 30 familias.
Desde la 01:00 de ayer, el caudal comenzó a subir. El estruendo de la corriente despertó a Raquel Reina, quien pasó la madrugada haciendo tarimas para elevar sus electrodomésticos. “El muro se rompió y el agua entró con fuerza. No es la primera vez que pasa; dijeron que nos iban a llevar a un albergue, alisté mis cosas y nunca vinieron”.
Unos 600 metros de un muro de arena y tierra, que bordea la orilla del Catarama, fueron arrasados. El problema empezó en la pasada estación lluviosa, cuando hubo siete desbordamientos, como recuerda Franklin Briones. “Y este año ya son seis: uno en enero, tres en marzo y dos en abril. Aquí necesitamos un muro de piedras; son más de 1 000 hectáreas de cultivo, en cinco recintos, que se pueden afectar”.
La jefa de Gestión de Riesgos del Municipio, Karen Zambrano, explica que harán un préstamo al Banco del Estado para empezar los estudios que permitan levantar un muro definitivo, una obra que, según calcula, pasaría de USD 1 millón. Por ahora, indica, el Cabildo entrega ayuda humanitaria a cerca de 300 familias afectadas en todo el cantón.
Urdaneta tiene 29 260 habitantes. La mayoría (20 670) vive en la zona rural, donde se cultiva cacao, maíz, soya, arroz y banano. Pero también tiene un alto grado de vulnerabilidad. Según el Departamento de Gestión de Riesgos del Cabildo, el 95% del cantón es propenso a inundaciones, por los tres ríos que lo atraviesan.
Cuando el Catarama incrementa su cauce, afecta a los recintos La Matilda, Corosal, La Irene, San Antonio de Arriba y San Antonio del Río.
En este último, su fuerza devastó el arroz a punto de cosechar de Leonela Fajardo. “Por lo menos son USD 2 000 perdidos”, se lamenta mientras observa la delgada tabla que impide que el río entre a su cocina. El caserío Manabí Chiquito, también en San Antonio, fue abandonado. La corriente ni siquiera permite ingresar en las frágiles canoas a remo.
Obstáculos en dos vías
La magnitud del derrumbe en el kilómetro 34 de la vía Alóag- Santo Domingo se evaluó desde la cima de la montaña. Técnicos de la Compañía Hidalgo&Hidalgo ascendieron ayer y verificaron que existe un agrietamiento progresivo, causado por la filtración de agua y el exceso de humedad.
También encontraron la zona deforestada, canales de desfogue de agua interrumpidos por escombros y filtración de líquidos entre las rocas.
Para el vocero de la Prefectura de Pichincha, Fabián Uzcátegui, no se descarta la probabilidad de que ocurra un nuevo deslizamiento en el kilómetro 34. “Tenemos un alto riesgo y por eso la apertura de la carretera para el paso de los vehículos se mantendrá hasta una segunda orden”.
La vía Ibarra-San Lorenzo, que conecta a las provincias de Imbabura y Esmeraldas, estuvo cerrada al paso vehicular, desde la noche del martes último hasta el mediodía de ayer.
Un deslave, provocado por las fuertes lluvias, cubrió la vía con 1 500 m3 de tierra y piedras, según la Secretaría de Gestión de Riesgos. Personal y maquinaria del MTOP de Imbabura y Esmeraldas despejaron un carril. Eso permitió el paso de al menos 400 vehículos que quedaron inmovilizados desde las 19:30 del martes. Según Ángel Hoyos, técnico vial del MTOP, la limpieza continúa hoy.
No fue el único lugar afectado. Ayer se reportaron ligeros deslizamientos de tierra en el tramo Cuambo-San Jerónimo, en la vía Ibarra-San Lorenzo.
En un tramo de la vía Panamericana, en el sector de González Suárez (Otavalo), los vehículos circulan en doble sentido por un solo carril.