El inicio de clases activa los negocios en Santo Domingo

El inicio de las matrículas escolares en la Costa beneficia a pequeños negocios en Santo Domingo. Los artesanos fabrican uniformes y ropa deportiva, y los fotógrafos tienen más demanda.

Rosa Coloma es propietaria del taller de confecciones Word Sport. Esta microempresaria comenta que tramitó un préstamo por USD 5 000, en el Banco Nacional de Fomento (BNF).

Este dinero lo invirtió en la adquisición de materia prima.

En Word Sport se confeccionan 50 calentadores al día.

El negocio de Sonia Garófalo también repunta en estas fechas. Ella elabora uniformes. Esta mujer logró un contrato con el Ministerio de Educación. Le encargaron fabricar 7 000 uniformes y, por eso, recibirá USD 12 000.

El director provincial de Educación, Raúl Troya, informó que el Gobierno entregará, el primer día de clases, uniformes a 30 000 niños de Santo Domingo. La distribución se hará en los sectores urbano y rural.

Cada niño beneficiario recibirá seis piezas: jean azul, camisa blanca, dos camisetas deportivas, pantaloneta, short (mujeres) y calentadores.

Garófalo sabe que tiene que entregar las obras contratadas antes del 20 de marzo, por eso trabaja con 13 operarias.

Otro de los negocios que están abarrotados en los primeros días de este mes son los laboratorios y estudios fotográficos, ubicados en el centro de la ciudad. Hasta estos locales llegan los estudiantes de escuelas y colegios, para pedir fotos tamaño carné.

Ramiro Ayala es propietario del local de revelado Kónica Foto Express. Él cuenta que en esta época revela 400 juegos de fotos tamaño carné por día.

Este local atiende desde las 07:00 hasta las 20:00.

Por el período escolar, el laboratorio presenta ofertas de entre USD 2,50 y USD 6,50.

Los fotógrafos que trabajan en el parque también ofertan este servicio. Por ejemplo, Jorge Villalba vende las seis fotografías tamaño carné más una media postal, a USD 1,50.

Señaló que en estas fechas tiene 30 clientes en el día, cuando usualmente retrata a un promedio de entre tres y cinco.

A unos pocos metros trabaja Nelson Salas. Este fotógrafo artesanal atiende, en esta época, a 100 personas cada día.

Los fotógrafos del parque Central ya no usan sus antiguas cámaras de manga, las cambiaron por las digitales. Ellos atienden a sus clientes en el parque, poniendo una tela de fondo. La impresión la hacen allí mismo.

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