Los indígenas compiten en Saraguro

Los saraguros de la comunidad de San Lucas mostraron su fuerza en la halada del cabo. Fotos: Xavier Caivinagua /EL COMERCIO

Los saraguros de la comunidad de San Lucas mostraron su fuerza en la halada del cabo. Fotos: Xavier Caivinagua /EL COMERCIO

Juan Carlos Maita estaba enérgico y en cada decisión denotaba su personalidad. Vestía un terno deportivo negro y zapatos grises. Este saraguro se cubría del sofocante sol con una gorra blanca y en su cuello llevaba un pito negro. Él, como juez principal, es la máxima autoridad de los VII Juegos Ancestrales que se acaban hoy en Saraguro, Loja, luego de tres días de actividades.

Participan los pueblos indígenas como cañaris, puruhaes, otavalos, panzaleos, caranquis y saraguros. Sin la autorización de Maita nada se movía. Así, con una hora de retraso, el miércoles pasado comenzó el certamen con la prueba del sartén mágico.

En el arco sur del estadio Julio Ordóñez se colgaron cinco sartenes, en cuyas bases se colocaron 13 monedas cubiertas con manteca y aceite. La misión era retirarlas o dejarlas caer sin usar manos ni hombros, solo labios, dientes o lengua. Al final, tras la intervención de 13 inscritos, Marlon Tocagón fue el ganador al recoger dos monedas en los cinco minutos establecidos. Le pareció divertido a este joven del pueblo Cuchasqui.

Luego, Maita ordenó la inscripción para la carrera de tres pies, que consistió en recorrer 50 metros, desde el arco norte hasta la media cancha y su retorno. Los saraguros Marco Gualán y Marixa Vélez, de Zamora Chinchipe, ganaron la prueba.

La halada del cabo fue la competencia más esperada, porque participaban cinco mujeres y cinco varones. En medio de risas y estrategias, como poner dos varones adelante, uno al medio y dos detrás, participaron las delegaciones. El juego consistía en llevar a los adversarios a su terreno en el menor tiempo posible. "Eso es como halar un toro bravo", dijo Luz Lozano, representante de Saraguro.

Los ganadores fueron los saraguros de Tutupali, quienes mostraron su fuerza y en 15 segundos derribaron a sus rivales. El cañarejo Santiago Zhagnay, de 62 años, sentado en la mitad del campo de juego, estaba feliz al ver cómo los jóvenes practicaban actividades ancestrales. "Teníamos muchos juegos y no gastábamos ni un sucre, ahora gastan miles en juegos electrónicos".

Antes del inicio de las pruebas, hubo una ceremonia para agradecer por las cosechas. Allí, participó Maita, quien luego recibió reclamos en las pruebas. Por ejemplo, porqué el sartén estuvo demasiado alto o porqué pitó la iniciación del juego de manera inesperada. Pese a todo se mostró sereno.

Los juegos

Otras pruebas como ensacados, carrera del huevo, palo ensebado, gallo enterrado, tira jebe, rayuela, sin que te roce, guaraca, trompo... son parte de los juegos. La idea es retomar esas actividades que están perdiendo espacio.

Los Juegos Ancestrales comenzaron en el 2007 en Imbabura, luego se cumplieron en Cotopaxi, Bolívar, Imbabura, Zamora Chinchipe y el año pasado se desarrollaron en Chimborazo.

En la inauguración  de los VII Juegos Ancestrales estuvieron presentes indígenas de Perú, Bolivia y Argentina. Hoy se harán ritos relacionados con el Inti Raymi y un encuentro cultural con las delegaciones.

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