La gente gritó emocionada al verlas contorneándose sobre el lodo. Estaban en la orilla del río San Gabriel del Baba, en Santo Domingo. Los bañistas se sorprendieron por el tamaño que tenían las iguanas.
Eran de al menos 1,70 metros. Tenían la piel de amarillo, verde, gris… Además, en la cola se resaltaban líneas negras horizontales.
Uno de los turistas que estuvo en el sitio, el pasado 25 de mayo, intentó acercarse. Pero las iguanas se asustaron y huyeron. Una de ellas ingresó al agua, nadó unos 10 metros y luego volvió a tierra. Se perdió entre los árboles de palma y la hierba crecida de la zona.
La otra iguana esperó unos minutos antes de confundirse entre las hojas. El tiempo suficiente para que la gente la mire y la fotografíe.
Según Plácido Palacios, especialista en reptiles del Bosque Protector La Perla, la pareja de iguanas posiblemente pertenece a la especie (Squamata: Iguanidae). Pueden medir hasta dos metros y habitan cerca de los ríos. “Son propias de la zona, pero ya no es común encontrar individuos de esta especie tan bien desarrollados y con excelentes genes como el que aparece en la foto”.
¿Por qué aparecieron a plena luz del día y en un balneario repleto de personas? Según los técnicos del Parque Nacional Galápagos, posiblemente, estaban en celo. La iguana macho siguió a la hembra hasta el lecho del río.