Hoy 27 de febrero del 2015, Leonardo Góngora Salazar, de 27 años, cumplió cinco años de permanecer en estado vegetativo en el Hospital José Carrasco de Arteaga del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en Cuenca, en el sur del Ecuador.
Su madre, Nancy Salazar, de 51 años, inició una huelga de hambre y se instaló en el ingreso de esta casa de salud. Está en una carpa pequeña y con carteles con fotos de su hijo donde cuenta su drama. Ella exige que la institución asuma una responsabilidad por el estado de salud de su hijo y el pago de una indemnización económica.
Góngora ingresó a este hospital el 26 de febrero del 2010 para una limpieza nasal porque padecía de un cuadro de sinusitis. Pero según su madre, “un accidente anestésico afectó sus neuronas y le provocaron daños irreversibles en el cerebro”.
Salazar abandonó a su familia y su hogar en la provincia de Esmeraldas para acompañar a su hijo en el sexto de piso, sala cuatro de este hospital. “Acá vivo encerrada en cuatro paredes sin ver ninguna mejoría porque no le realizan ningún tratamiento especial. Soy su madre y enfermera”, dice la mujer.
Ella demandó al hospital y dentro del proceso legal se estableció como presuntos responsables al anestesiólogo. Sin embargo, el proceso no ha concluido. Pero su molestia es contra la institución “porque nadie se hace presente. Nadie se pronuncia por mi situación y la única ayuda es la alimentación”, dice.
Por eso decidió empezar la huelga de hambre. Pero el gerente del hospital, Fernando Oyarvide y el director técnico, Juan Carlos Ortiz, dijeron que no hay razón para esta medida de hecho porque el paciente recibe toda la atención médica que requiere.
Según Ortiz, de acuerdo con el diagnóstico difícilmente podrá recuperarse pero se le da el apoyo necesario y médico: recibe cuidado permanente, alimentación y medicamentos especiales. “Un plantón se hace cuando no se da lo mínimo necesario”.
Salazar dijo que se mantendrá en ese espacio hasta ser escuchada. Allí recibió el respaldo de varios afiliados.