Este viernes 5 de septiembre del 2014, las investigaciones sobre un crimen continúan en Alausí, un cantón ubicado al sur de Chimborazo, en los Andes del Ecuador.
“Solo quiero que se haga justicia”, decía desconsolada María T. Ayer, jueves 4 de septiembre del 2014, los agentes de Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) hallaron el cuerpo desmembrado de su padre Segundo, de 50 años.
Él salió de su casa hace dos semanas para visitar el criadero de truchas de su amigo Pedro S., ubicado junto a las Lagunas de Ozogoche, a 30 minutos de la cabecera cantonal. Esa fue la última vez que su familia lo vio con vida. “En muchas ocasiones vinimos a buscarlo, preguntamos por él y nadie sabía nada. Pasamos momentos de mucho dolor”, relató María.
El miércoles (3 de septiembre) pasado un trozo del pantalón quemado de Segundo fue encontrado en la orilla de una vertiente cercana a la laguna. Ese fue el indicio que siguió la Dinased y los investigadores de la Fiscalía de Alausí para encontrar los restos.
El cuerpo estaba enterrado en un angosto hueco y las extremidades inferiores y superiores habían sido amputadas. Fue entonces cuando Pedro, quien en un inicio negó saber el paradero del hombre desaparecido, confesó una versión.
Según la hija de la víctima, Pedro contó que ambos estuvieron consumiendo bebidas alcohólicas hasta el amanecer. Al día siguiente, Segundo había fallecido por la hipotermia. Para descargarse de la responsabilidad de su muerte prefirió enterrarlo y quemar su ropa.
“Muchas veces le pregunté si sabía algo de mi papá y dijo que no. Eso no se puede quedar así, yo estoy pagando un crédito de USD 20 000 que obtuve para curar la enfermedad de mi papá”, contó llorando María, oriunda de la comunidad Nizag.
Mientras se confirma las causas de la muerte y se precisa el delito, Pedro S. permanece detenido en el Centro de Rehabilitación Social de Alausí.