‘La hacienda Zuleta no fue invadida por los comuneros’

¿Es verdad que se vendió parte de la hacienda Zuleta porque hubo una invasión?

No. La hacienda Zuleta no ha sido tocada, lo que se vendió fue una parte de las tierras de la hacienda Angla. Fue un acuerdo muy cordial con la comunidad. Nosotros decidimos vender.

¿Cuáles fueron los antecedentes para concretar la negociación?

Hay un antecedente: mi padre, Galo Plaza Lasso, decidió, en los años 70, donar los páramos a las comunidades Zuleta, Angla y Topo.

¿Por qué su padre decidió donar esas tierras?

Lo hizo como una forma de agradecimiento con esas personas. Ellas trabajaban las haciendas, pero cuando donó los páramos, las comunidades no estaban legalmente constituidas. Por eso, entregó al entonces Ierac. Posteriormente, las comunidades de Zuleta y Topo se constituyeron y se les dio las escrituras. Angla se demoró y la sorpresa fue que otra comunidad se tomó su nombre y se llevó, finalmente, el terreno.

¿No pudieron evitarlo?

Esto pasó en los años 90. Los comuneros me vinieron a ver y consultamos a un abogado. Nos dijo que las escrituras de la nueva comuna, Angla, estaban bien hechas. Nos indicó que podíamos pelear, pero se requeriría tiempo y dinero. Los afectados no quisieron saber nada.

¿Cómo se llega a la venta de Angla, entonces?

Al constatar esto, mis cinco hermanas y yo decidimos vender una parte de Angla, a quienes mi padre quiso beneficiar con la donación. Fue una forma de compensación.

¿Cuántas hectáreas se negociaron?

Son 374 hectáreas, la mayor parte, bosques de eucaliptos. Sí hay un área para cultivo. La negociación se hizo hace 15 días. Son 150 comuneros. Cada uno debe pagar USD 9 000. El Banco Nacional de Fomento les extendió un préstamo.

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