En las calles de Guayaquil, la brisa del río Guayas parece aún transportar el grito libertario de los héroes a la Aurora Gloriosa del 9 de Octubre de 1820.
Han pasado 190 años de aquella gesta, pero ese hecho permanece fresco en el día a día de la urbe. Al menos está latente en su espíritu, ya que las evidencias físicas son escasas.
El Acta de Independencia, que fue robada y luego recuperada en el 2002, y dos cañones de uno de los cuarteles tomados son parte de las referencias históricas que aún se conservan.
Los lugares claves de aquel acontecimiento ya no están. Quizás lo más cercano al escenario de 1820 es La Planchada, en Las Peñas, donde estaba uno de los tres fortines tomados entre la noche del domingo 8 y la madrugada del lunes 9.
“La mansión señorial de Ana Garaycoa, esposa de José de Villamil, ubicada en el Malecón y 9 de Octubre, donde se hizo el baile el 1 de octubre en el que se dio la Fragua de Vulcano, hoy es un garaje; la casa donde vivía José Joaquín de Olmedo es un terreno que acoge enormes pinturas”, cuenta el historiador Melvin Hoyos.
El Cuartel de la Brigada de Artillería estaba en la esquina de Pedro Carbo y Luque, donde funciona el Correo. En la 10 de Agosto y Chile (actual Biblioteca Municipal) estaba la casa del oficial español Benito García del Barrio. El Fortín de San Carlos estaba donde hoy se erige el Monumento de Olmedo, en el que están dos cañones rescatados de esa gesta.
El otro Fortín tomado, el de Punta de Piedra, estaba donde se construyó la Empresa Eléctrica, en la calle Eloy Alfaro.