La diferencia en el movimiento de dos agujas mostraba que algo fuera de lo normal estaba pasando. Mientras en el sismógrafo de tambor que monitorea la actividad del volcán Reventador el trazo era de una línea casi recta, abajo un aparato idéntico hacía trazos de líneas quebradas muy juntas, de aproximadamente 3 centímetros de ancho.
Era la señal que llega desde la Estación RETU, ubicada a 1,89 km del cráter del Tungurahua, a 4 050 m sobre el nivel del mar. Estos equipos se ubican junto a una ventana que da al pasillo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, en Quito.
fakeFCKRemoveLa entrada a la sala de monitoreo está restringida a personal ajeno a la institución, pero a través del vidrio se puede observar el movimiento constante de los técnicos. Ayer al mediodía, 10 personas entraban y salían, verificaban datos en los computadores que están en el centro de la habitación, miraban el movimiento de los sismógrafos y por momentos se paraban frente a un conjunto de 12 monitores con gráficos en constante variación e imágenes satelitales.
Sandro Vaca, sismólogo que era el jefe de turno de monitoreo de ayer, llegó a la oficina a las 08:00. Pensaba que sería una jornada normal y saldría del trabajo a las 17:00, pero a las 08:47 se produjo una fuerte explosión en el Tungurahua, y siete minutos después empezó una emisión constante de ceniza que se pudo ver entre las nubes.
Lo primero que hizo fue avisar por su teléfono celular a la Secretaría Nacional de Riesgos. “Antes de las 09:00 ya habíamos informado de la situación”.
A partir de ahí tuvieron que combinar el trabajo de control del proceso eruptivo con la entrega de información a los periodistas que empezaron a llegar.
Hugo Yepes, director del Geofísico, dio una primera rueda de prensa a las 11:00, en la cual anunció el movimiento de la nube de ceniza, que alcanzó una altura de 10 km sobre el cráter, avanzaba en sentido suroeste. A las 12:30 comentó que la actividad del Tungurahua continuaba igual desde las 10:00.
Ofreció actualizaciones vía comunicados cada hora, pero solo se emitieron a las 15:30 y a las 17:30, en la tarde, en los cuales se informaba de un descenso en la actividad del volcán.
Al preguntarle si esta erupción ameritaba un cambio de alerta amarilla a naranja o roja, el científico afirmó que “se trata de una responsabilidad y competencia de las autoridades…”.
Yepes calificó a la erupción de ayer como atípica. “Las erupciones anteriores tenían una actividad de gases (previa) mucho mayor. Había muchas más explosiones, bramidos, más caída de ceniza en las semanas y hasta meses previos. En este caso partimos de un volcán muy tranquilo, que solo tuvo como antecedente una explosión en la mañana del miércoles 26 de mayo”.
A las 19:00 se informó que el volcán “continúa presentando una actividad sostenida de niveles moderados a altos”. “Pese a que globalmente se ha registrado un descenso en la actividad con respecto a la experimentada en la mañana, en las próximas horas no se descartan episodios similares”, agregó el boletín.