En la hacienda San Antonio, ubicada en el este de Riobamba, se crían ejemplares de la raza angus. Foto: EL COMERCIO
El ganado rojizo de raza angus, que es exclusiva de las zonas tropicales del país, hoy se encuentra también en Riobamba (Chimborazo).
Los ganaderos de esta provincia buscan alternativas ante los problemas que tienen para vender la producción de leche desde hace cinco años. El precio del litro cayó de USD 0,45 a 0,35, pero para los ganaderos ese no es el único problema.
Ellos sostienen que las industrias redujeron el volumen de compra, por lo que hay una sobreproducción.
En varias parroquias de Riobamba, ganaderos y pequeños productores adquirieron ganado para producir carne de la raza charolais y una mezcla de brown swiss y angus, que se denomina brown-angus.
Por el momento no hay datos de la cantidad de ese nuevo ganado introducido en la zona, se informó desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Los proyectos con el nuevo tipo de ganado se iniciaron en el 2017 y los ganaderos empezaron a ver los primeros resultados. Por ejemplo, los animales son de buen tamaño y bien aceptados en el mercado.
Para Alfonso Falconí, presidente del Centro Agrícola de Chimborazo, el ganado de carne es una oportunidad productiva que podría levantar la economía de los ganaderos, si el mercado se organiza adecuadamente. “Estas razas dan buenos resultados en climas fríos y en la altura. La raza angus, que se cría en Latacunga, es la que mejor ha prosperado en esta zona (Riobamba)”.
Hasta el momento se han hecho pruebas entre los 2 500 y 2 900 metros de altitud. Se estima que los primeros ejemplares (40) podrán despostarse entre febrero y marzo, cuando tendrán 22 meses de edad, que es el tiempo ideal para sacrificarlos.
En la Costa, estas reses suelen estar listas a los 18 meses, pero aquí alcanzaron un alto rendimiento (en las pruebas) y esperamos obtener en promedio 1 800 libras de carne por cada animal, cuenta Paúl Burke, uno de los primeros ganaderos que se animó con esta raza.
Él reemplazó las 200 reses lecheras que tenía en su hacienda San Antonio, situada en el este de Riobamba, en la vía a Guano, por reses para producción de carne. Producía 1 000 litros de leche cada día, pero el mercado era limitado y el precio, cada vez más bajo.
Desde que cerró Prolac, (una fábrica de lácteos de Riobamba), el negocio empezó a bajar, dice Burke. “Otras grandes empresas que se abastecen aquí imponían sus reglas y el productor siempre estaba en desventaja, por eso decidimos cambiar el negocio”.
Él y su familia invirtieron unos USD 15 000 en la compra de las primeras 40 vacas y toros de raza angus. Para las reses destinaron unas 10 hectáreas de su propiedad, mientras que otras 10 se utilizan en sembríos de maíz y quinua, (antes toda la propiedad se destinaba al ganado lechero).
Otra ventaja de estas reses frente a la raza lechera holstein es que son más fáciles de manejar. Burke afirma que redujo gastos en la alimentación, debido a que ingieren los subproductos de las chacras, como las cañas y hojas de maíz, además de pastos.
Algo similar ocurre con la raza charolais, que se volvió popular en San Luis, una parroquia situada en la vía a Macas. Los primeros ejemplares llegaron desde la Amazonía y captaron la atención de la gente por la facilidad de manejarlos y alimentarlos.
“Calculamos que en esta comunidad, al menos la mitad de las familias ya tienen uno de estos animales”, cuenta Alberto Aucancela, de la comuna San Antonio, donde habitan unas 74 familias.
Incluso, ya vendieron los primeros ejemplares que estaban listos para el desposte.
Estas vacas si están vacunadas no tienen ningún problema en crecer, comenta Aucancela. “No necesitamos darles suplementos adicionales, tampoco necesitan hormonas ni químicos, se alimentan de lo que queda de los huertos tras la cosecha y se engordan a una velocidad increíble”.
En otras parroquias, como Pungalá, una de las zonas con mayor producción de leche en Chimborazo, los ganaderos también buscan otras opciones. Ahí no solo se hacen pruebas con ganado de carne, sino también con la siembra de otros cultivos no tradicionales, como la alcachofa.
La meta es exportar la alcachofa. Este cultivo es muy rentable, aunque es nuevo en el mercado local y la gente aún no está familiarizada con su preparación, lo adquieren, cuenta Juan Jaya.
Él sembró 2 hectáreas y la hortaliza se comercializa en Riobamba, Ambato y Guayaquil. Lo motivó la estabilidad en el precio.