Dos conos de 50 centímetros de alto simulan un arco. La cancha es la calle polvorienta del barrio Las Malvinas, en la ribera del río Esmeraldas. Las veredas son las líneas demarcatorias. El árbitro es uno de los moradores del sector.Los amigos Julio Valencia y Andrés Caicedo deben patear el balón al ras del piso para marcar en el arco contrario. Solo así sus goles tendrán validez .
Sus padres les contaron que hace 40 años también jugaban fútbol en el barrio. Clavaban en la tierra pequeñas estacas que simulaban el arco. Las pelotas eran de caucho y de medias. Muchos vecinos jugaban descalzos y con el dorso descubierto. No tenían uniformes como ahora.
Los jóvenes de 17 años sienten que regresaron en el tiempo. Sueñan con ser futbolistas. Hasta tanto, disfrutan jugando con sus amigos del barrio.
Desde hace cuatro años, Valencia y Caicedo participan en el festival deportivo de fútbol callejero, organizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el Municipio de Esmeraldas, la Universidad Católica (sede Esmeraldas), Nación de Paz, la Organización Hebrea de Ayuda a Inmigrantes y Refugiados y Trabajo en Educación para Refugiados.
Este año, el festival se denomina ‘Tarjeta roja a la violencia y la discriminación’. Su nombre proviene de su principal propósito: prevenir acciones violentas contra los niños y las mujeres, en los barrios de la capital esmeraldeña.
Este año compiten 62 equipos de tres sectores de la ciudad: 22 de Tercer Piso, 20 de La Ribera y 20 de San Rafael, en el sur.
Algo peculiar es que todos los equipos participantes se enfrentan entre sí. La coordinación del festival corre a cargo de Nación de Paz, organización que trabaja en sectores urbano-marginales.
José Antonio Maesso, coordinador de esta organización, cuenta que el festival empezó en el sector de Tercer Piso y luego pasó a La Ribera. Posteriormente, a los barrios del sur de Esmeraldas. Los encuentros también se disputan en la frontera norte. En los equipos actúan algunos refugiados.
“La finalidad de los encuentros deportivos es que surja solidaridad entre los barrios a partir de su convivencia, además de fomentar el deporte”, explica Maesso.
Tito Mema, jugador del barrio El Palmar, dice que también se ha logrado rescatar la tradición de marcar solo con goles rodados. “Por eso utilizamos arcos bajos”, cuenta. Cuando los arqueros consiguen atajar el balón, hay algarabía entre los aficionados que ocupan las veredas.
Los partidos de fútbol finalizarán el 20 de junio, fecha en que se celebra el Día del Refugiado. Los equipos serán premiados en el sector de San Rafael. Ese día habrá presentaciones artísticas con grupos de marimba.
Los equipos mejor puntuados recibirán trofeos y herramientas para pintar grafitis.
Como parte del programa, Acnur también equipa a las guarderías de estos sectores con enseres, por ejemplo, colchones y vajillas.
La organización
El 70% de los partidos de fútbol que se juegan en los sectores de Tercer Piso, ribera del río Esmeraldas y San Rafael es financiado por Acnur.
Las demás instituciones apoyan más en el aspecto organizativo. Los partidos se disputan los sábados, desde las 10:00.
Cada equipo está conformado por ocho jugadores y un arquero. En cada uno deben estar dos mujeres.