Avelino Ramírez, productor de Cevallos, busca compradores para el durazno. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO
El miedo a contagiarse con el coronavirus y la falta de compradores hizo que una parte de los fruticultores y agricultores dejaran de cosechar y sacar sus productos a los mercados.
Según un informe emitido por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de Tungurahua, al menos 120 de las 200 hectáreas de durazno y manzana (frutas de temporada) dejaron de comercializarse a los mercados del Guayas, Los Ríos y otras provincias, por el temor a infectarse con el virus.
Esta medida adoptada por los fruticultores, de más de 50 años, afecta a la economía de las familias de las parroquias Huachi Grande, Montalvo y Pasa, en Ambato; y de los cantones Cevallos, Mocha, Pelileo, Píllaro, Patate, Baños y Quero, principales productores de Tungurahua.
Por ejemplo, en el cantón Cevallos los árboles están repletos de duraznos, abridores y manzanas. 45 hectáreas están en producción y no hay comercialización.
Edwin Sánchez, un fruticultor de 50 años del barrio Bellavista, invirtió más de USD 5 000 para el mantenimiento de las 500 plantas de abridores que debía cosechar a finales de marzo.
Sin embargo, la pandemia del coronavirus hizo que su negocio se derrumbara. “Hay compradores, pero quieren pagarme USD 2 por cada caja, cuando producir cuesta USD 6”.
A ese precio no se recupera ni la inversión. La gente se quiere aprovechar de esta emergencia y paga los precios que desea, dice Sánchez, mientras muestra la fruta que ya está en el suelo.
Con lágrimas recuerda que el año pasado sacó al mercado 1 200 cajas. Por eso decidió mejorar este año su huerto para tener una mejor producción, pero no se esperaba que el covid-19 lo afectara.
A pocos metros está el barrio Jesús del Gran Poder. Avelino Ramírez también está cruzado de brazos, porque no logra vender la producción. El hombre, de 70 años, es presidente de la Asociación de Productores Frutícolas El Belén.
Explica que en el cantón, los fruticultores apenas lograron vender el 10% de la producción, lo demás aún está en los árboles y en el suelo. “El 90% no ha logrado comercializarse, porque los compradores quieren pagarnos precios bajos. Tampoco sacamos al mercado, por miedo al coronavirus”.
En su huerta, las ramas de algunos árboles se quebraron por el peso de la fruta.
Hasta el lugar llegó Héctor Chico, de Quisapincha, para comprar 30 cajas de durazno, pero el precio no convenció a Ramírez. Por cada caja le ofrecía USD 4, cuando el costo de producción es de entre USD 5 y 6. La negociación no se concretó.
En el barrio La Floresta la situación es similar. Las frutas aún están madurándose en la planta. “Sacamos al mercado, pero no hay compradores y desistimos por el miedo al virus. Voy a perder USD 1 200. Lo principal es la salud”, dice Ricardo Cáceres.
Los productores de papas cebolla colorada y zanahoria del cantón Quero dejaron de cosechar sus productos, porque no quieren ir al mercado. “Tenemos cero casos y los agricultores de las 46 comunidades decidieron no sacar sus productos por ese temor”, explica el alcalde José Morales.
Édgar Contreras, de Hualcalga La Dolorosa, cuenta que por su seguridad dejó de sacar 80 quintales de arveja y 300 atados de cebolla blanca a los mercados de Quero y el Mayorista. Eso comercializaba cada semana. “Por ahora me estoy quedando en casa”.
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