La tripulación del Buque Escuela Guayas arribó sobre las distintas velas. Foto: Francisco Flores/ EL COMERCIO
Desde pasado el mediodía decenas de personas empezaron a agolparse junto a las barandas del Malecón 2000, al pie del río Guayas, en el centro de Guayaquil.
Allí estaban padres, hermanos, esposas, novias, hijos, sobrinos, primos o simplemente amigos de quienes formaron parte de la tripulación del Buque Escuela Guayas que este martes 1 de marzo del 2016 concluyó con su Crucero de Instrucción ‘Vuelta al mundo 2015-2016’, que los llevó a mares de cinco continentes.
De a poco el malecón comenzó a llenarse de fiesta. Algunas personas portaban pancartas, otros globos rojos en forma de corazón y con la frase ‘Te amo’. Otros simplemente tenían en sus manos pañuelos que, hasta ese momento, servía para protegerse del inclemente sol.
Un movimiento hacia el sur, por el río, alertó el ingreso del buque insignia de la Armada del Ecuador que, imponente, pasó en medio del puente peatonal hacía la isla Santay y que se elevó para permitir el paso del navío.
La algarabía y emoción, entonces, empezó a subir de tono. Aparecían las primeras lágrimas. Los más pequeños se impacientaban mientras se veía cada vez más cerca al buque.
El Guayas volvía luego de 293 días de recorrido por 24 puertos de todo el mundo. Desde su partida, el 12 de mayo del 2015, surcó los mares a lo largo de 32 000 millas náuticas.
En medio de aplausos, el barco pasó frente al malecón guayaquileño. Los tripulantes estaban distribuidos sobre las velas en un espectáculo que arrancó aplausos al ritmo de la banda de músicos de la Armada Nacional.
Desde un costado del Yacht Club Naval, y con una maleta en mano, Walter Castillo, quien llegó desde Machala con su esposa e hijos, buscaba entre la multitud a su hijo Walter, de 23 años. “Él se unió a la tripulación en Alejandría el 29 de septiembre, como un premio al haber ganado la Primera Antigüedad como piloto de la FAE en la Base de Manta”. Se notaba nervioso pero feliz. Luego tuvo su premio en un fuerte abrazo.
La escena se repetía por doquier. Rafael Peña, cabo segundo, no podía contener las lágrimas en cada abrazo que recibía de sus padres, su novia, hermanos, primos y sobrinos. “La experiencia de este viaje la resumo en una sola palabra: única. Es indescriptible el haber conocido lugares, gentes, tradiciones, algo inolvidable para los que navegamos y que esperamos repetir otro viaje parecido para seguir conociendo el mundo desde el mar”.
Para Peña el navegar el mar Pacífico de la costa ecuatoriana es totalmente diferente al océano Atlántico. “Un mar bravo con olas de 3 y 4 metros de altura. En el trayecto de Arabia Saudita a la India tuvimos olas de 4 metros”.
El malecón se llenó de abrazos, de lágrimas de los tripulantes que bajaron a tierra, mientras por el cielo se elevaban los globos. Al interior del Guayas accedían familiares de quienes aún no bajaban a puerto.
Previo al desembarque se procedió a la ceremonia de recepción presidida por Ángel Sarzosa, Comandante General de la Armada y Carlos Albuja, Comandante de Operaciones Navales.
Al mando de Carlos Zumárraga, comandante, el Buque Escuela Guayas viajó con una dotación de 13 oficiales, de los cuales cuatro eran mujeres; 79 tripulantes, 9 músicos. En la primera fase estuvieron 41 guardiamarinas de cuarto año de la Escuela Superior Naval; y, en la segunda fase 48 Guardiamarinas de tercer año, que hicieron el relevo en Alejandría (Egipto) y son quienes culminaron con este viaje.
En este crucero internacional el Buque Escuela Guayas arribó a los puertos de La Habana (Cuba), Nueva York (Estados Unidos), Belfast (Reino Unido), Alesund (Noruega), Kristiansand (Noruega), Aalborg (Dinamarca), Bremerhaven (Alemania), Amsterdam (Holanda), Lisboa (Portugal), Cartagena (España), Civitavecchia (Italia), Pireo (Grecia), Alejandría (Egipto), Yeda (Arabia Saudita), Doha (Qatar), Cochin (India), Pelabuhan (Malasia), Yakarta (Indonesia), Perth (Australia), Sydney (Australia), Wellington (Nueva Zelanda), Valparaíso (Chile) y Callao (Perú).