La Navidad no solo cambia el ánimo de las personas sino también la decoración de las viviendas. En Cuenca, por tradición, hay familias que elaboraron grandes nacimientos que ocupan habitaciones enteras.
La sala del departamento de Rosario Ruilova, de 85 años, está destinada exclusivamente al pesebre entre noviembre y la segunda semana de enero. Desde hace 10 años su hija Ximena Neira lo elabora con más de 1 000 figuras. Ella comienza a idear el diseño desde septiembre, cuando su madre le recuerda a diario que debe armarlo.
Este año lo denominó la Navidad Blanca, con una simulación de nieve. El paisaje fue elaborado con materiales reciclados como papel, piedras, madera… Su colección tiene piezas en madera de valor sentimental (herencia de padres y abuelos) y otras elaboradas en varios países. Este año armaron el árbol en el pasillo del departamento, porque no le quedó espacio en la sala.
Para Ruilova, ser solidarios en es otro complemento de la Navidad y por eso cada año entrega juguetes a niños de zonas rurales.
Gustavo Zúñiga, de 46 años, es compañero de trabajo de Ximena Neira en el Colegio Técnico Salesiano. Él es otro apasionado por los pesebres a gran escala y los elabora desde hace 20 años. Su creación de este año, Navidad de Aldeanos, está en el pasillo de su casa, en El Arenal Alto.
Tiene más de 800 figuras de personajes bíblicos, animales, campesinos, puentes, frutas, árboles casas, renos, entre otros. Además, cuenta con cientos de luces multicolores que funcionan sincronizadamente.
A Zúñiga le ayudan sus tres hijas y su esposa, Cristina Brito, durante las noches. Le toma dos meses crear el diseño, preparar los materiales y armar el pesebre. Con papel amasado con engrudo, espumaflex y madera logró paisajes casi perfectos. “Todo el año busco más piezas para ir mejorando”, dice Zúñiga. El de este año mide 27 metros cuadrados.
Otro pesebre que es tradicional en Cuenca pertenece a la familia Criollo Vivar, en el barrio San Roque. Gloria Vivar, su esposo, sus hijos, hermanos, sobrinos y cuñados elaboran desde mediados de octubre esta obra de arte de más de 1 500 piezas.
A partir del pesebre, con la imagen de Jesús, que tiene 100 años, se recrea a Cuenca con sus barrios, expresiones culturales y fiestas populares. Vivar tiene esta tradición desde hace 40 años, cuando su madre murió y le dejó la imagen del Niño.
Las tres familias permitirán el acceso gratuito a todos las visitantes hasta la primera semana de enero. Luego los guardarán.