Ciudadanos extranjeros se juntan para arrendar en Cuenca

Abisail Aparicio llegó hace dos años a Cuenca. Vive con su madre Yolanda Hurtado. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Abisail Aparicio llegó hace dos años a Cuenca. Vive con su madre Yolanda Hurtado. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Abisail Aparicio llegó hace dos años a Cuenca. Vive con su madre Yolanda Hurtado. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

En los dos últimos años el arribo de venezolanos y colombianos, principalmente, encareció el alquiler de las viviendas en la capital azuaya. Para abaratar costos, estos extranjeros, quienes se radicaron en esta ciudad, comparten el sitio en el que deciden vivir.

En el Centro Histórico, por un departamento de tres dormitorios y dos baños se pide entre USD 300 y 350 al mes. En otros sectores de la ciudad el costo baja a USD 250.

En los avisos clasificados de los diarios locales se publican anuncios para arrendar exclusivamente a los extranjeros. De esa forma consiguió un departamento el venezolano Abisail Aparicio, de 30 años. Llegó solo al Ecuador en agosto del 2016, “por la difícil situación de su país”.

Según él, en Venezuela casi no tenía trabajo, “empezó a escasear la comida y enfrentaba a diario actos de violencia”. Al principio pagaba USD 150 al mes por el arriendo de un departamento, que lo compartía con otro compatriota.

En la actualidad, vive con toda su familia, que ayudó a emigrar al Ecuador. Son 10 personas, incluido niños. Durante estos dos años, trajo a su esposa, una hermana, cuñados y, hace menos de un mes, arribó su madre, Yolanda Hurtado.

Ellos viven en un departamento, que tiene tres dormitorios, dos baños, sala, comedor y cocina. Pagan USD 250 mensuales, sin considerar los sin servicios básicos.

Está ubicado en la planta baja de una vivienda de dos pisos, en el sector del parque Iberia, en el sur de la capital azuaya. Todos trabajan en el día como barberos y estilistas. Son los mismos oficios que tenían en Venezuela.

El segundo piso de esa casa está rentado a estudiantes. El cuencano José Criollo confirma que los propietarios de los inmuebles prefieren a los extranjeros “porque al compartir los espacios pagan más, que una familia cuencana corta (de cuatro miembros), que pagan hasta USD 100 menos que el arriendo para venezolanos.
Él, por ejemplo, renta sus dos departamentos a colombianos. Las casas están ubicadas en el sector del río Yanuncay y recibe USD 450 mensuales, entre los dos arriendos.

Para el concejal de Cuenca, Xavier Barrera, la demanda de arriendo por parte de los extranjeros es alta y trajo problemas como la especulación, discriminación y la informalidad en los alquileres. “No hay leyes que controlen los precios”.

Por eso, él y los concejales Carolina Martínez y Carlos Orellana elaboraron un borrador de ordenanza para regular los contratos de arriendo en el cantón Cuenca. El documento aún no se presenta al Concejo Cantonal para su análisis.

Entre otros aspectos, dijo Barrera, se plantea una tabla para determinar el costo de los arriendos de acuerdo con los avalúos de las viviendas. Según él, la intención es generar garantías tanto para el arrendatario como para el arrendador. Además, tiene normativas y condiciones de seguridad, salubridad, entre otros temas.

Según Orellana, hay viviendas donde los extranjeros viven hacinados y en condiciones inhumanas.

El venezolano Abisail Aparicio dijo que la concentración de personas se da durante las noches, ya que en el día todos los arrendatarios trabajan.

La venezolana Jenny Villaroel, por su parte, vive desde hace 10 meses en Cuenca. También, comparte un departamento con otros dos compatriotas. “En Ecuador el sueldo básico es mejor que en mi país, pero se gasta más en los arriendos y los servicios básicos se pagan a parte. Son mejores, pero cuestan más”.

Ella gasta un promedio de USD 150 mensuales y tiene otros gastos importantes como la alimentación y el transporte. “Sino compartiéramos los gastos, no podríamos sostenernos en este país”, dijo esta venezolona, quien labora en un restaurante del Centro Histórico de la ciudad.

Con ese criterio coincidió la colombiana Mélani García, quien lleva casi dos años en Cuenca. “El dinero nos rinde cuando compartimos gastos”.

Ella consideró que la capital azuaya es tranquila y no es difícil conseguir casa. “El costo de la vida es alto para nosotros, pero no hay otra opción”.

Villaroel señaló que, por esa razón, los venezolanos optan por traer a sus familiares para trabajar y ayudarse en los gastos. “Nos identifican por el acento y los dueños de casa siempre nos piden más que a que una familia cuencana”.

José Briceño vive en Cuenca desde hace 15 años y es vicepresidente de la Fundación Comunidad de Migrantes del Azuay Corazón Vino Tinto. Según él, en la actualidad, viven entre 3 000 y 4 000 venezolanos en la capital azuaya. No hay una cifra exacta. Hace un año oscilaban entre 1 000 y 1 500, agregó Briceño.

“La mayoría de los compatriotas que llegan ahora son jubilados y son traídos por sus hijos que ya están más de un año en esta ciudad y buscan la reunificación familiar”, señaló Briceño. Él agregó que, a más de los costos elevados en los arriendos, los propietarios de los inmuebles solicitan garantías, por ello deben juntarse entre varias personas.

“La luz y el agua son caros, pero al menos tenemos trabajo y tranquilidad, y por eso nos damos forma de compartir gastos”, dijo el venezolano Jean Carlos López, quien labora como peluquero.

Los venezolanos o colombianos con oficios como peluqueros, estilistas o meseros consiguen trabajo más fácil que los profesionales. “Acá tenemos amigos médicos, docentes, contadores o visitadores médicos que laboran en restaurantes”, dijo López.

En contexto

Los venezolanos dicen que están de forma temporal, hasta que la situación en su país cambie. Mientras los colombianos quieren quedarse más tiempo. Son personas de estratos económicos medios y bajos que viven entre compatriotas para abaratar costos.

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