Las calles del Centro Histórico de Cuenca evidencian el momento pluricultural que vive la urbe.
En el 2009, la revista Living nominó a la capital azuaya como un destino idóneo para retirarse, lo que ha atraído a jubilados estadounidenses, alemanes, ingleses, australianos, suizos, belgas…
Con frecuencia, en el área céntrica se leen letreros en inglés que ofertan ‘breakfast with bagels’, es decir, desayunos con un pan de harina de trigo con un hoyo en el centro. Esto es popular en Estados Unidos. También el Laundry Service (servicio de lavandería). Además se ofrecen proyectos inmobiliarios o renta de departamentos para estadounidenses y europeos.
Según datos de la Cámara de Comercio de Cuenca (CCC), hay cerca de 5 000 extranjeros viviendo en la urbe. De ellos, un 90% procede de EE.UU., el 3% de Canadá y el resto de Alemania, Australia y otros países.
Además, de los 2 000 socios que tiene este gremio, 100 son extranjeros y los negocios que más instalan son hoteles, restaurantes, inmobiliarias.
Un ejemplo es la suiza Isabelle Hollenstein, quien abrió el hostal Yakumama, enfocado al segmento ‘low cost’ (bajo costo).
En sus 12 habitaciones, en una casa patrimonial del Centro Histórico, se hospedan mochileros, quienes pagan entre USD 10 y 28 por pasar la noche allí. Esa tarifa incluye desayuno, opción a usar ‘wi fi’ (conexión ilimitada a Internet), acceso a la lavandería, entre otros servicios.
Hollenstein se enfocó a este segmento porque durante los últimos cuatro años viajó por América Latina bajo esa modalidad e identificó que en la capital azuaya faltaba un hospedaje con estas características.
Esta casa es un inmueble arrendado y para adecuar el hotel invirtió cerca de USD 30 000.
Otro de los inversionistas es el estadounidense Paul Wayne, quien vive en el país desde el 2010. Este año identificó una oportunidad en el mercado inmobiliario.
Él adquirió una propiedad en la Bajada del Padrón, en el centro de Cuenca. Allí construye un edificio con cuatro suites diseñadas para foráneos.
El arquitecto del proyecto, Cornelio Montesinos, explica que los jubilados extranjeros son parejas solas que les gusta tener buena panorámica de la ciudad.
“Los gustos de extranjero en departamentos difieren del cuencano”, explica Montesinos. Prefieren que la sala, comedor y cocina estén en un solo ambiente y tener una habitación. Además, en la cocina va el espacio para empotrar la lavadora y secadora.
El azuayo prefiere tres cuartos, patio de secado de ropa y la cocina en un espacio distinto.
Aunque Wayne no revela cuánto invierte en el proyecto, según datos de la Cámara de la Construcción, las suites en ese sector y con esas especificaciones se comercializan alrededor de los USD 1 000 el metro cuadrado.
A unas cuadras de allí está el restaurante California Kitchen, ubicado en el segundo piso de una casa patrimonial donde hay comida rápida como sánduches, hamburguesas, ensaladas, sopas y platos internacionales como lomo, salmón, corvina…
Su administradora, Susie Evans, explica que hace tres años abrieron el restaurante. Al inicio, un 90% de sus clientes era extranjero, pero ahora el 50% es ecuatoriano.
Ella interpreta este comportamiento como que el consumidor cuencano se está adaptando a esta tendencia gastronómica.
Evans no sabe cuánto invirtió su padre en este restaurante. Pero más que la inversión lo que le interesa es aportar a través de su trabajo al desarrollo de la capital azuaya. A través de sus platos deleita a los comensales. “Ese es mi aporte”.
Punto de vista
Mario Terreros /Presidente de la Cámara de Comercio de Cuenca
‘Su visión impulsa al comercio’
Los jubilados extranjeros que llegan a la ciudad identifican oportunidades de negocio.
La Cámara de Comercio brinda asesoría para estos empresarios y ha dado resultado.
Es interesante ver cómo con su conocimiento agregan valor a los productos y dan servicios que Cuenca no tenía.
Por ejemplo, hoteles de bajo costo, ofertas de desayunos americanizados y otros negocios diseñados para los consumidores extranjeros. Ellos conocen su mercado y por eso apuntan a atender a sus coterráneos.