Los estudiantes de Ambato están alertas ante el riesgo sísmico

Medida de reacción. La profesora Mercedes Carrillo enseña a sus alumnos qué hacer ante un sismo. Foto: Glenda Giacometti

Medida de reacción. La profesora Mercedes Carrillo enseña a sus alumnos qué hacer ante un sismo. Foto: Glenda Giacometti

Los 31 alumnos de primer año de básica de la Escuela Luis A. Martínez obedecieron las instrucciones de su profesora en cinco segundos.

“Va a sacar su silla, ponerle a un lado y meterse debajo de la mesa cuando diga: ¡temblor!”, mencionó la docente Mercedes Carrillo. Entre risas y gritos, los niños se escondieron debajo de los pupitres.

Este es uno de los planteles donde se enseña a los estudiantes a actuar oportunamente en caso de una emergencia.

Asimismo, es una de las instituciones que ya presentó el plan de contingencia que solicitó la Dirección Zonal de Educación de Tungurahua, como requisito para este año lectivo.

Washington Ramos, rector de esta unidad educativa, comentó que, pese a que ya entregaron el documento, aún no ponen en práctica un simulacro con todos los estudiantes. “Hay un cronograma de actividades y esta semana tenemos exámenes. Entramos a noviembre y ahí tendremos los simulacros”, se excusa.

Sin embargo, comenta que en cada aula los docentes se encargan de dar las indicaciones básicas, sobre todo a los más pequeños. Es el caso de Mercedes, quien afirma que, pese a tener claro lo que debe hacer en esos casos, en el último sismo no sacó a sus alumnos del aula.

“Les dije que oremos, pidámosle a Dios que nos guíe, nos ilumine y que cierren los ojos”, lo menciona mientras coloca las manos junto a su pecho. “Cuando ya el temblor es muy duro nos metemos debajo de las mesas”.

El pasado 18 de junio, un sismo de 4,6 grados que tuvo su epicentro en Pujilí (Cotopaxi) se sintió con intensidad en Ambato.

En aquella ocasión, las autoridades de algunas instituciones públicas dejaron que los estudiantes salieran a las calles sin supervisión, según Patricio Santamaría, encargado de la Dirección de Riesgos de la Dirección Zonal de Educación de Ambato.

“Pudimos tener un fenómeno secundario como una niña atropellada. El desconocimiento y el factor emocional originan eso”.

Por ello, se pide este requisito, pero también que las instituciones estén preparadas.

Hasta el 28 de septiembre todos los planteles de Tungurahua tenían que entregar sus planes de contingencia. De 750 planteles, solo 538 instituciones han cumplido con este requerimiento.

Otro de los establecimientos que ya entregó este plan es la Unidad Educativa Particular San Pío X. Su vicerrector, Guido Vaca, lo confirma. “Nosotros ya elaboramos el Plan Operativo de Emergencia aquí. También hicimos un simulacro con los bomberos y los padres de familia”.

Los estudiantes de este plantel conocen las rutas y los pasos que deben seguir en caso de algún siniestro o catástrofe.

Denis S., de octavo de básica, señala con seguridad que el primer paso es “salir al patio y cubrirse la cabeza con las manos”. Daniel D. dice que “también debemos formarnos ordenadamente en la cancha y luego salir a un lugar despejado.

El Colegio Simón Bolívar es una de las instituciones que aún no entrega su plan de evacuación. Esto a pesar de que su infraestructura tiene más de 100 años de creación.

El rector Édgar Castellanos asegura que ya se tienen previstos los posibles lugares y las vías para que los estudiantes salgan si ocurre un temblor. “No tengo clara la fecha, pero el plan está ordenado y vamos a hacer un simulacro más adelante”, señaló.

La prevención

Identificar los lugares de la escuela o colegio que sean más seguros ante un sismo y las zonas más susceptibles de daños donde se debe evitar colocarse en caso de alguna emergencia.

Ubicar un sitio seguro donde se puede colocar un botiquín de primeros auxilios, comida enlatada, destapador de latas, agua embotellada y mascarillas.

Asegurar o reubicar objetos pesados que se puedan caer, como lámparas, cuadros o estantes con libros grandes.

Durante el sismo o terremoto no permita que los niños se desesperen o corran hacia las puertas porque la aglomeración puede ocasionar otro accidente.

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