Los niños llegan sonrientes al comedor. María, una menor, entra al local con sus hermanos. Sus manos están entrelazadas con las de otros pequeños. Ellos visten un uniforme escolar; por las manchas de tierra, apenas se puede suponer que las camisas son blancas.
Este comedor, llamado Miguel Rúa, pertenece al Proyecto Salesiano que fuera fundado por San Juan Bosco. En este local les ofrecen el almuerzo, de lunes a viernes, sin ningún costo.
La organización, por más de 15 años, ha acogido a 562 niños, niñas y adolescentes trabajadores. María es una de ellas. Empezó a laborar desde pequeña para ayudar en su casa.
Vive con su madre, quien también trabaja, y con sus tres hermanos. “Tengo 14 años, pero los quiero como si fueran mis hijos y no quiero que pasen tantos trabajos como me tocó a mí”.
La primera actividad que hacen en el comedor, a las 13:30, es una oración para agradecer por los alimentos, la salud y la vida.
Los niños cierran los ojos y comienzan a recitar la oración: “Padre nuestro que estás en el cielo…”. Se persignan y empiezan a servirse su almuerzo, de prisa. A diario llegan alrededor de 60 niños, que se dividen en dos jornadas para alimentarse.
Por un momento en la sala de comedor se vuelve imposible transitar. Todos hablan y caminan de un lado hacia otro.
Luego todo vuelve a la normalidad. En las mesas ya no hay platos sino cuadernos.
Estudiantes de la Universidad Central ayudan a los niños en sus tareas escolares. “Trabajar y estudiar es muy difícil, pero los sacrificios valen la pena”, afirmó María.
Según uno de los funcionarios del Proyecto Salesiano, su misión es mejorar las condiciones de vida del niño trabajador.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y el Instituto de la Niñez y la Familia (INFA), en cambio, tienen proyectos para la erradicación del trabajo infantil en la provincia.
Hasta ahora han acogido a 2 200 menores que trabajan en la calle. Estos, por lo general, se dedican a limpiar vidrios de vehículos o a lustrar zapatos en los parques o terminales.
Las dos entidades brindan servicios como atención médica, comedor escolar, grupo de arte y de danza y campeonatos deportivos.
María y sus hermanos asisten al Proyecto Salesiano desde hace cuatro años. “Nosotros somos afortunados porque nos apoyan, pero hay niños que viven en la calle y nadie los ayuda”.
La Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños y Niñas (Dinapen) es la que les remite los casos de los niños que viven en la calle y corren peligro.
Sin embargo, Geovanny Argüello, jefe provincial de la Dinapen, afirmó que no tienen los recursos para atender todos los casos. “Con el Patronato Provincial pensamos construir una casa hogar para estos menores”.
El Patronato Municipal tiene un proyecto llamado Soñando por tu cambio. Allí acogen a niños y adolescentes de la calle.
La Casa Hogar de Jesús también atiende a 60 niños y adolescentes que no tienen vivienda o que han sufrido problemas familiares como maltrato infantil.
Por el momento, ninguna entidad tiene un censo real sobre el número de niños en la calle.
Los proyectos
El MIES en Santo Domingo tiene el proyecto Erradicación del trabajo infantil, que se ejecuta a través de los centros de desarrollo para menores.
La Fundación de Acción Social Cáritas, dentro del programa nuevas familias, cuenta con un centro de acogida para 50 niños y adolescentes hasta los 18 años.
Punto de vista
Ruth Alcívar / Psicóloga infantil
‘Los niños tienen derecho a la recreación y al estudio’
Vivimos en una sociedad que nos obliga a pensar individualmente. El valor fundamental es el dinero. Con ese criterio se está criando a los niños, niñas y adolescentes.
Está bien que los menores tengan responsabilidades en casa porque se les está enseñando a ser personas útiles para la sociedad. Sin embargo, los padres deben entender que la edad es un limitante en el campo laboral. Por ejemplo, los niños no miden los riesgos. Por ello son susceptibles al peligro. Estos pueden ser desde cruzar una calle hasta ser engañados por personas con malas intenciones.
La infancia es la etapa en la que debemos jugar, aprender un deporte o una manualidad. Es la época adecuada para descubrir nuestras habilidades, talentos, gustos y sobre todo estudiar.
Los recuerdos de la niñez y adolescencia deben ser los más gratos. Esto permitirá que los futuros hombres tengan metas claras, habilidades definidas y valores inquebrantables.