En las lagunas que forman parte del Parque Nacional Llanganates, en Cotopaxi, ya se ha laborado con la comunidad en dos proyectos para la recuperación de cuencas hídricas. Foto: Cortesía: Prefectura de Cotopaxi
Cotopaxi lidera la creación de la primera mancomunidad de manejo de los páramos y humedales andinos, para conservar las fuentes de agua. La carta de intención se firmó en abril del 2017 y se ratificó en abril de este año.
Las provincias de Tungurahua, Chimborazo, Bolívar, Carchi, Imbabura, Pichincha, Napo, Pastaza, Cañar y Azuay se unieron a esta iniciativa. El objetivo es cuidar el agua en los páramos a través de corredores ecológicos de protección que eviten el avance de la frontera agrícola y el pastoreo dentro de los ecosistemas considerados sensibles.
El prefecto de Cotopaxi, Jorge Guamán, impulsa el proyecto y cuenta que actualmente se procesa la información de cada provincia para determinar el número de hectáreas que se integrarían a ese corredor natural. También se buscan datos sobre el estado actual de los ecosistemas, los modelos de manejo, entre otros aspectos.
Mientras se recopila esa información, en las prefecturas de Tungurahua, Imbabura y Azuay dan seguimiento a los planes de conservación y manejo del páramo, con la participación de las comunidades campesinas e indígenas.
En el caso de Tungurahua, los recursos hídricos para riego y consumo -que provienen de los nevados Carihuayrazo o Chimborazo– dependen de las 12 000 personas que habitan en las comunidades altas de la provincia. Ellos protegen 33 000 hectáreas de páramo.
Luis Cuji, responsable del Parlamento de Agua de la Prefectura de Tungurahua, explica que la provincia aportaría, además del ecosistema, con la experiencia en el tema de conservación, debido a que desde 1990 se impulsa el cuidado del páramo. Este plan se fortaleció en el 2004 y en el 2008 se consolidó con la creación del fidecomiso Fondo de Páramos y Lucha contra la Pobreza.
El Gobierno Provincial, la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa), movimientos indígenas y la Corporación Eléctrica del Ecuador aportan cada año USD 550 000. Por medio de este fidecomiso, el 60% de los recursos se invierte en las entidades financieras para facilitar la rentabilidad, mientras el 40% restante se gasta en el manejo, protección y recuperación de las fuentes de agua.
En la provincia se ejecutan 15 planes de manejo y de conservación, que incluyen la compensación a través de emprendimientos lecheros, mejoramiento del sector ganadero y de pastos. Además, en la tecnificación del riego.
Durante los 10 años que ha funcionado el Fondo de Páramos se han invertido USD 3 millones en los proyectos, señala Óscar Rojas, secretario Técnico del Fondo.
Para la mancomunidad, Imbabura aportará con 118 000 hectáreas al corredor biológico para la gestión integral de los recursos naturales. Se trata de 100 000 hectáreas ubicadas en el cantón Cotacachi, en las estribaciones de la cordillera Occidental. Ahí está concentrado el mejor capital natural para el aprovisionamiento de bienes y servicios ambientales, explica Dora Cuamacas, jefa de Patrimonio Natural de la Prefectura.
A este aporte se suman las 18 000 hectáreas situadas en el cantón Pimampiro, en la cordillera Oriental. Ese lugar es un importante reducto de páramos y bosques nativos, además de ser el hábitat de animales silvestres como: oso andino, tapir andino, puma, venado de cola blanca, entre otros.
En marzo del 2017, el Gobierno Provincial de Imbabura ya emitió un informe favorable a la propuesta de Cotopaxi para esta iniciativa.
Las autoridades de Azuay también mostraron su interés por este plan. Hace varias semanas, la Dirección de Gestión Ambiental y el Departamento Jurídico de esta institución presentaron un informe favorable, aunque aún sin la firma del prefecto Paúl Carrasco.
Además de proteger las cuencas hídricas, esta Prefectura busca impedir la actividad minera en zonas consideradas fuentes de agua, como ocurre actualmente con las concesiones que están en etapa de exploración avanzada. Así lo afirma Sonia Cevallos, directora de Gestión Ambiental.
En contexto
La propuesta de la Mancomunidad surgió para proteger y garantizar el agua de riego y consumo, respetando las iniciativas locales. En el largo plazo se planifica la creación de una normativa para legitimar la propuesta y garantizar agua para 200 años.