Las deudas son lo que más preocupa a los choferes

Las unidades que dan el servicio urbano en  Cuenca permanecen guardadas en la terminal de transferencia sur. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Las unidades que dan el servicio urbano en Cuenca permanecen guardadas en la terminal de transferencia sur. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Las unidades que dan el servicio urbano en Cuenca permanecen guardadas en la terminal de transferencia sur. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

La cuarentena en Ecuador por el covid-19 impacta en la economía del sector del transporte urbano, intercantonal, interprovincial y escolar, principalmente. Han transcurrido 42 días sin el servicio y aún no hay fecha de la reanudación de operaciones.

No hay cifras de las pérdidas porque son incalculables, señaló Wílmer Bravo, directivo de la Cámara de Transporte de Cuenca. Este gremio reúne a 475 buses urbanos, que transportaban 450 000 pasajeros al día y cada socio tenía a un chofer contratado. “Ellos (conductores) se quedaron desempleados y buscamos acuerdos de pago”, comentó Bravo.

En marzo pasado, esta Cámara culminó con la renovación total de unidades y la deuda global con la banca privada supera los USD 40 millones.

Para afrontar las deudas, la Cámara de Transporte de Cuenca pidió al Municipio que cancelara las deudas de USD 1,8 millones por el medio pasaje y el subsidio de USD 0,01 de compensación. Fabián Moscoso, gerente de la Empresa Municipal de Movilidad, manifestó que ese tema está en análisis por la Comisión de Movilidad del Concejo Cantonal. Aún no hay una respuesta.

A los transportistas cuencanos también les preocupa que cuando retornen a laborar se romperá el equilibrio económico, porque deberán movilizar la mitad de la capacidad de pasajeros para respetar el distanciamiento social. Cada bus tiene capacidad para 90 pasajeros, señaló Bravo.

Las deudas también las tienen los socios de las cooperativas de transporte urbano de Ambato, Guaranda, Santo Domingo y Tulcán.
Jaime Gutiérrez, de la empresa Universidad de Bolívar (Guaranda), debe USD 125 000 por la adquisición de un bus. Cada mes paga 1 805 a una entidad financiera. Al iniciar la cuarentena despidió al chofer, que ganaba USD 582.

En Santo Domingo de los Tsáchilas, las cinco compañías de buses urbanos están paralizadas desde el 16 de marzo. Iván Pallarozo, gerente de Transmetro, señaló que el gremio renovó el 90% (360) de la flota de buses con créditos bancarios, con un plazo de entre cinco y ocho años. Los bancos les están llamando para refinanciar las deudas, “pero hasta no saber cuándo retomaremos el servicio no podemos hacer un trato”.

Hace cinco años, cada uno de los 141 socios solicitó un crédito de USD 130 000 para adquirir una nueva unidad con capacidad para 90 personas.

Otro problema es el empleo de los conductores. En Ambato, los 394 socios de las cinco cooperativas de transporte urbano llegan a acuerdos con sus choferes para cancelar un proporcional. Se acordó pagar el 10% del sueldo mensual de USD 580 a 200 choferes. Según el dirigente Jorge Sánchez, se hace seguimiento.

La misma situación se registra en Carchi. Los 164 autobuses que viajaban a otras provincias están parados. Ante esa situación, los socios de las cuatro operadoras afiliadas a la Unión de Cooperativas de Transporte de Pasajeros de Carchi optaron por usar los ahorros para pagar salarios, arriendos y servicios básicos.

Según Armando Chulde, presidente del gremio, esas reservas en el mejor de los casos alcanzarán hasta mayo. El tema que más les inquieta es no poder cancelar los préstamos y la situación laboral.

Chulde pidió que es indispensable que se reestructuren las deudas, pero no solo de dos meses sino de hasta un año, porque la recuperación del sector no será inmediata.

Los transportistas escolares tienen problemas financieros porque programaron sus ingresos para 10 meses y con la terminación del año lectivo presencial no tienen ingresos.

En Cuenca son 900 socios de la Asociación de Transporte Escolar. Menos de 80 prestan sus servicios a las empresas de sectores estratégicos. “El resto enfrenta una situación difícil y no podemos presionar a los padres de familia el pago por servicios que no reciben”, dijo el presidente Mauro Viñansaca.

El transporte de carga pesada de Santo Domingo labora parcialmente. De las 150 empresas solo 60 transportan alimentos, medicinas y combustibles. Jorge Mendieta es conductor de un camión que transportaba chatarra a Quito. Desde marzo no ha trabajado.

Por ello, optó por vender plátano verde a domicilio. “Con eso me ayudo para hacer compras para mi familia (seis personas), pero tengo una deuda de USD 15 000 en el banco y ya tengo dos letras vencidas”.

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