Los desalojos regresaron a Monte Sinaí

El sector Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil fue escenario de un nuevo desalojos. Foto: Mario Faustos

El sector Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil fue escenario de un nuevo desalojos. Foto: Mario Faustos

El sector Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil fue escenario de un nuevo desalojos. Foto: Mario Faustos

El viento se llevaba los techos que la maquinaria pesada no logró derribar. Pedazos de caña y retorcidas planchas de zinc cubrían el terreno escabroso de la cooperativa Renacer de Dios, en el apartado sector Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil.

Ese fue el escenario de un nuevo desalojo, dirigido por la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares. Shirley Montes recuerda que cerca de las 10:00 del jueves 18 de octubre de 2018 llegaron policías, militares y retroexcavadoras. Su casa cayó como un castillo de naipes.

“Gasté cerca de USD 200 en hacer mi mediagua y lo perdí todo. Si el país le da la mano a tantos hermanos extranjeros, por qué no nos pueden ayudar a tener una casa propia”, dice esta auxiliar de enfermería desempleada, que vivía en la covacha junto a su hija.

Renacer de Dios está a más de una hora del centro de Guayaquil y aunque está dentro del área urbana su paisaje es más rural. El caserío aparece a un costado de la vía que atraviesa Monte Sinaí, frente al colegio réplica Simón Bolívar que construyó el régimen anterior. Ahí se levantan unas 100 estructuras endebles.

La mañana de este sábado 20 de octubre, hombres y mujeres, niños y ancianos, llegaron para reedificar las frágiles viviendas. Pero las fuertes ráfagas de viento, que son frecuentes en esta zona antes boscosa, les impedían la tarea. A ratos se forman torbellinos de polvo que levantan los techados como si fuesen de papel.

Algunas estructuras tienen paredes y techos de plástico. El piso interior es tierra árida. No hay agua; solo cuentan con pequeños reservorios externos para abastecerse con tanqueros. Tampoco hay luz; por las noches encienden fogatas con el riesgo de que ocurran incendios.

Ricardo Nicolalde, titular de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares, explica que esta es una zona de riesgo porque se inunda fácilmente durante la época lluviosa y porque está cerca de un cerro, también habitado. Además se ubica junto al canal que trasvasa agua a la provincia de Santa Elena.

“Algunas casas habían sido construidas hace horas o semanas. El asentamiento no tiene más de dos meses de conformación. Es una zona de seguridad y se encuentra restringida su ocupación”, dice el funcionario.

También es una zona protegida. En el ingreso a la cooperativa resalta un cartel del Ministerio del Ambiente: ‘Bienvenidos al Bosque Protector Papagayo’. En medio del asentamiento aún permanecen en pie tres pigíos marchitos, árbol vital para el emblemático papagayo de Guayaquil.

Tito Cortés habita en el lugar y aclara que no compraron los lotes a traficantes de tierras; simplemente llegaron y montaron casas provisionales con la esperanza de tener un hogar seguro. “Tenemos más de tres meses aquí. Pedimos a las autoridades, del Municipio y del Gobierno, que nos ayuden a legalizar o que nos vendan estas tierras a un precio accesible”.

Quienes habitan Renacer de Dios antes alquilaban en otros sectores populares de Guayaquil o en cantones aledaños. “Hemos acudido al Miduvi (Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda), pero no podemos acceder a una casa porque no tenemos un terreno propio”, dice Miriam Encarnación.

Nicolalde reitera que en las próximas semanas retomarán los diálogos para desocupar el área e indicó que las familias pueden acceder a los planes habitacionales del régimen, en áreas que estén regularizadas.

Los asentamientos humanos en Monte Sinaí comenzaron hace casi diez años. El anterior gobierno construyó ciudadelas -que están en proceso de legalización-, dos escuelas del milenio y dejó inconcluso un centro de salud que el pasado 9 de octubre fue inaugurado por el presidente Lenín Moreno. Ese día algunos moradores se acercaron con pancartas, solicitando títulos de propiedad al Gobierno.

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