El recinto La Crespa, del cantón Flavio Alfaro (Manabí), hace honor a su nombre. Hace más de 50 años, los colonos que llegaron en busca de tierras formaron este poblado al filo de una cúspide en forma de cresta de gallo.
Esta localidad en los primeros años de formación se llamó La Cresta. Uno de los moradores, José Vicente Gallardo, de 66 años, cuenta que la empresa constructora Granda Centeno le dio el nombre de La Crespa. Esta compañía construyó la primera vía entre los cantones El Carmen y Flavio Alfaro (1964).
Uno de los primeros pobladores de La Crespa fue Amando Urbano Acurio. Él falleció, pero su segunda esposa, Monserrate Vargas, de 61 años, aún vive en este sector. Se conocieron en el recinto Javier, de Flavio Alfaro. La casa de Vargas está en la parte más alta de La Crespa, a pocos metros de la capilla local.
Vargas es una persona alegre, de fácil sonrisa. Lleva un amplio vestido, mandil, una gorra blanca. Mientras barre el piso de su modesta vivienda, rememora la primera incursión en esta zona.
Ella recuerda que con su extinto esposo llegaron a esta zona con los 13 hijos del primer compromiso de Acurio. Él enviudó en esa época. Su primera esposa fue Elisa Cusme. Ella falleció en el parto del último hijo.
Vargas y Acurio procrearon siete hijos más. “Hoy las mujeres son cobardes y solo tienen uno o dos hijos”, dice la señora sexagenaria. La familia trabajó en un propiedad de 400 hectáreas. “Esto era puro monte (montaña) y selva y ni siquiera había caminos de pica (caminos de herradura).
La Crespa es un aldea de pequeñas casas de madera y bloque. Es el centro de comercio de los finqueros que salen de los recintos, a lomo de mula, del interior de esta parte del norte de Manabí.
Este pueblito siempre tuvo un clima templado por sus altas montañas. Al amanecer y al anochecer casi siempre hay neblina, por su ubicación en la cordillera Jama Coaque.
Allí los campesinos venden cacao, leche, queso, yuca, plátano maracuyá, mandarina…
La Crespa está a 67,4 km al sur de Santo Domingo de los Tsáchilas y a 38 km de El Carmen. Redacción Santo Domingo